3 características de un creyente vivo

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acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo1 Tesalonicenses 1:3

Los creyentes en Tesalónica eran un ejemplo para los creyentes en Macedonia y Acaya. Ellos estaban manifestando vida y crecimiento en el Señor y por esto también son un ejemplo para nosotros.
Hay tres características, que se mencionan al principio de la epístola, que identificaban a los tesalonicenses.

La obra de vuestra fe

Se está refiriendo al momento de su conversión. Las obras y la fe se excluyen mutuamente. Pablo dice en Romanos «Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra» (Romanos 11:6). La salvación no es por obras, y esto está muy claro, ya que ninguno se puede jactar en Su presencia. Sin embargo, las buenas obras vienen como consecuencia de una genuina conversión, como lo dice Efesios 2:10, «creados en Cristo Jesús para buenas obras».

El trabajo de vuestro amor

El servicio de estos creyentes estaba motivado por el amor. Así es como debe ser, no se nos imponen reglas, sino que nuestro deseo es servir a Aquel que lo dio todo por nosotros en la cruz. El siervo de Éxodo 21 trabajaba seis años motivado por su deber, pero al séptimo año decidía no salir libre sino quedar sirviendo a su señor motivado por su devoción. El decía «Yo amo a mi señor, a mi mujer y a mis hijos, no saldré libre» (Éxodo 21:5). Así debe ser nuestro servicio, motivado por amor y devoción a nuestro Señor.

La constancia en la esperanza

Esta esperanza era algo seguro en cuanto a la venida del Señor Jesucristo y nuestra reunión con Él. Es el tema central de la epístola. Los que no son salvos se entristecen porque «no tienen esperanza» (4:13), pero los que hemos puesto nuestra confianza en Cristo como Salvador nos alentamos con estas palabras. Cristo viene. Las tribulaciones que podamos estar pasando ahorita se terminarán, porque pronto «estaremos siempre con el Señor».

Estas tres características son reforzadas al final del capítulo 1 cuando dice: «os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar de los cielos a su Hijo» (1:9-10). Los tesalonicenses estaban manifestando vida espiritual y era muy evidente. ¿Cómo saben otros que en ti hay vida?

Miguel Mosquera

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