3 consejos para mejorar mi vida de oración

MiguelVida CristianaLeave a Comment

La oración es parte esencial en la vida del cristiano.

 

La Palabra de Dios nos exhorta a «orar sin cesar» (1 Tesalonicenses 5:17). Sin embargo, la oración es una de esas cosas que sabemos que tenemos que hacer pero nunca hacemos. Nos cuesta mantener la práctica. Nos proponemos orar más y comenzamos bien, pero pronto se nos acaba la gasolina y dejamos de hacerlo. Los discípulos vieron como el Señor le daba tanta importancia, y tiempo, a la oración y le dijeron: «Señor, enséñanos a orar» (Lucas 11:1). El Señor les hizo ver que también ellos podían experimentar el poder de la oración en sus propias vidas: «Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá» (Lucas 11:9). Seguramente has leído, o conoces a alguien, que también ha vivido la verdad de que «la oración eficaz del justo puede mucho» (Santiago 5:16), pero piensas que esto no es para ti. No te desalientes, tú también puedes experimentar el poder de la oración en tu vida.

En una oportunidad alguien me dio un regalo que pensé que nunca me sería muy útil, ya que nunca había usado una navaja multiuso antes. El consejo que me dieron fue: «ponla en tu bolsillo y verás lo útil que te va a ser». Así lo hice y desde entonces me he dado cuenta de lo práctico y útil que es. Quizás pienses que la oración no es algo tan necesario, al fin y al cabo, has vivido todos estos años sin poner mucha atención a ella, pero cuando la empieces a usar con regularidad te darás cuenta de lo poderosa que es. Notemos a algunas personas, iguales a nosotros, que nos enseñan cosas importantes de la oración.

La Oración como Rutina
Un hombre estudia porque su cerebro está hambriento de conocimiento, incluso cuando estudia la Biblia. Pero ora porque su alma está hambrienta por DiosLeonard Ravenhill
Daniel oraba tres veces al día (Daniel 6:10), lo había establecido como una rutina en su propia vida. Tal era la importancia para Daniel que ni siquiera el decreto del rey hizo que Daniel dejara esta práctica. Establecer la oración como rutina es un buen comienzo. Pon una hora y no dejes que ese momento pase sin que ores a Dios. Puede ser tres veces al día, como Daniel, o dos, o cuatro, pero hazlo. El tiempo que vas a dedicar lo pones tú mismo, ponte un tiempo que sepas que puedes complirlo todos los días. Dale gracias a Dios y alábale, no te enfoques solamente en las necesidades tuyas pero también ora por otras personas. Él oye, y responderá conforme a su voluntad (1 Juan 5:14-15).

La Oración como un Recurso

«Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia» (Proverbios 3:5). Este es un versículo que necesitamos poner en práctica. Muchas veces pensamos que tenemos todo resuelto en la vida y no nos damos cuenta que hay herramientas que no estamos usando. Puede ser que un problema nos está agobiando y creemos que ya no hay salida. La oración siempre es un recurso, y debe ser el primer recurso. La oración no es para personas superespirituales, porque Elías, un hombre «hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras» nos enseña que «la oración eficaz del justo puede mucho» porque «oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto» (Santiago 5:16-18). Ora por situaciones específicas y nunca subestimes el poder de Dios para responder tu oración. Da gracias a Dios cuando la oración es contestada.

La Oración Repentina

Puede que nos encontremos en situaciones donde necesitamos una ayuda inmediata. Nehemías estaba frente al rey, había estado orando por la situación en Jerusalén y el rey podía notar que algo le estaba afectando. Fue entonces cuando la pregunta inesperada vino: «¿Qué cosa pides?». Lo que Nehemías hizo fue: «Entonces oré al Dios de los cielos, y dije al rey: Si le place al rey, y tu siervo ha hallado gracia delante de ti, envíame a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, y la reedificaré» (Nehemías 2:4-5). ¿Cuánto tiempo tenía Nehemías para orar? «Oró a Dios y dijo al rey», tuvo que ser una oración muy rápida y repentina. No le dijo al rey: «déjame orar por esto y regreso en un par de días». La oración fue muy breve, fue momentánea, fue rápida y fue efectiva.

El famoso predicador Charles Spurgeon dijo «Prefiero enseñar a un hombre a orar que diez a predicar». Leonard Ravenhill también dijo «Un hombre estudia porque su cerebro está hambriento de conocimiento, incluso cuando estudia la Biblia. Pero ora porque su alma está hambrienta por Dios». La oración es un recurso poderoso, úsalo y verás.

Miguel Mosquera

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