Afrontar el pecado
El pecado interrumpe nuestra relación con Dios. Juan nos enseña que «Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él» (1:5), por lo tanto, el pecado en nuestra vida debe ser tratado con seriedad.
Esto nos muestra una moneda de dos caras. Por un lado, el apóstol nos dice que «Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad» (1:6). Es decir, el andar del creyente debe corresponder a lo que la Biblia nos enseña. El pecado no debe ser una norma de vida, una práctica constante, algo rutinario y cotidiano en el creyente, a eso se refiere al decir «andar en tinieblas». Más adelante la carta abunda sobre este tema en el capítulo 3. Nuestra vida debe ser un reflejo de lo somos en Cristo y lo que creemos, «Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz» (Efesios 5:8).
Al mismo tiempo, el otro lado de la moneda nos dice que «Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros» (1:8-9). Pensar que, porque somos salvos, nuestra vida es perfecta y ya no pecamos más en absoluto es engañarnos a nosotros mismos. Al andar en luz nos hará mas sensibles a cuando pecamos y debemos tratarlo con prontitud, confesando nuestros pecados, no a otro hombre, sino al que es «fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad».
Si hay pecado sin confesar o sin resolver nada de lo que haga va a acercarme a Dios.
Poner en práctica lo que sé
No te preocupes por todos los versículos que no entendiste sino ocúpate en poner en práctica ese único versículo que entendisteCon frecuencia se nos enseña que para tener una mejor relación con Dios es necesario conocer más de Él. Eso es cierto, sin embargo, más allá de ampliar mi conocimiento es lo importante de poner en práctica lo que ya sé. Es por eso que aprendemos en 1 Juan 2:21 que «No os he escrito como si ignoraseis la verdad, sino porque la conocéis». Entonces, no se trata de las cosas que leo en la Biblia y no entiendo sino en lo que entiendo y no practico. La lectura diaria de la Biblia es esencial en la vida del creyente, así como moldear mi vida a lo que estoy leyendo. Si lees un capítulo entero y solamente entiendes un versículo, no te preocupes por todos los versículos que no entendiste sino ocúpate en poner en práctica ese único versículo que entendiste.
Ocupar tiempo en la oración
La comunicación es clave en cualquier relación. La comunicación debe ser fluida, es decir, que haya respuesta a lo que se está diciendo. Cuando leemos la Biblia, Dios nos está hablando y nosotros respondemos al obedecer sus mandamientos, si no obedecemos entonces es como si Dios hablara solo. Cuando oramos entonces le hablamos a Dios y «esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye» (1 Juan 5:14). No solamente nos oye sino que responde a nuestras peticiones, conforme a su voluntad, «Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho» (1 Juan 5:15).
Dios desea tener una relación estrecha con cada creyente. Que este también sea el deseo de nuestro corazón.
Miguel Mosquera
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