Una de las características que identifican a Dios es su Omnipotencia. “Dijo Dios: Yo soy el Dios omnipotente” (Génesis 28:3), esto quiere decir, que Dios todo lo puede y “nada hay imposible para Dios” (Lucas 1:37). Sin embargo, hay cosas que Dios no puede hacer, porque van en contra de su propio carácter, veamos 4 de ellas:
Dios no puede ser tentado
Dice Santiago 1:13-15 “Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte”.
La maldad no viene de Dios, está dentro de tu corazón. Cuando pecas no culpes a Dios, porque tú eres responsable por tu pecado.
Dios es santo, es luz. No hay tinieblas ni pecado en Él. Dios no tiene pecado, no incita a nadie a pecar, no puede pecar y tampoco se complace con el pecado del hombre. De igual manera, el Señor Jesucristo, el Hijo de Dios, nunca pecó ni podía pecar, porque es Dios.
Dios no puede ser burlado
Estos pecados que has cometido tienen consecuencias. Tienen consecuencias serias, porque han sido cometidas contra el Dios del universo. Son consecuencias que no se pueden eludir.
Por eso que Gálatas 6:7 dice, “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”. Las consecuencias del pecado se pueden cosechar en la vida, pero, principalmente, la persona recibirá el pago de su pecado en la condenación eterna.
Dios no puede negarse a sí mismo
El Dios de la Biblia es un Dios de amor y misericordia. En 2 Timoteo 2:13, leemos que “Si fuéremos infieles, él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo”. Dios es justo, pero también Dios es amor. La frase: “Él no puede negarse a sí mismo” significa que Dios nunca va a actuar en contra de su propio carácter.
El Señor Jesucristo recibió el castigo por nuestros pecados, satisfaciendo la justicia de Dios y, en su amor, ofrece salvación gratuita y eterna
Dios no muestra su justicia sin mostrar su amor, y tampoco muestra su amor sin mostrar justicia. En el perfecto equilibrio de Dios, tanto su amor como su justicia tienen igual importancia.
Si Dios es justo, tiene que castigar; si Dios es amor, quiere salvar. ¿Puede Dios manifestar su amor por el pecador sin comprometer su justicia? La cruz de Cristo es la única respuesta a este dilema. En el sacrificio perfecto y voluntario de Jesucristo vemos manifestada la justicia de Dios, castigando la víctima inocente, y también vemos manifestado el amor de Dios, al ofrecer, mediante la fe en Cristo, el perdón de pecados.
El Señor Jesucristo recibió el castigo por nuestros pecados, satisfaciendo la justicia de Dios y, en su amor, ofrece salvación gratuita y eterna, “para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:15).
Dios no puede mentir
Cristo dijo: “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24). No hay nada más seguro y confiable que la Palabra de Dios. Si Él lo dice, es la verdad, porque “es imposible que Dios mienta” (Hebreos 6:18).
Dios no quiere que seas condenado, por lo que ha puesto a tu alcance esta gran salvación. Es un regalo, sólo tienes que aceptarlo.
Miguel Mosquera
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eternaJuan 3:16
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