4 verbos en una secuencia importante

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Porque Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretosEsdras 7:10
La presencia de estas cuatro cosas en nuestra vida cristiana es imprescindible y su secuencia también es de suma importancia. Esdras fue un hombre que prosperó espiritualmente. Fue un escriba que influenció positivamente a los de su nación. Veamos estos cuatro verbos que las Escrituras usan para describir a Esdras:

Preparar

Esto es algo que, evidentemente, tiene que venir antes de cualquier acción. Su corazón estaba dispuesto y listo. Cuando vas a usar algún pegamento o pintura puedes leer en las instrucciones la preparación antes de usarlo. Algo en común que vas a notar en la preparación es que la superficie tiene que estar limpia. Es algo obvio pero que muchas veces pasamos por alto. Es igual para aquel que quiere servir al Señor, para poder hacerlo es necesario la preparación, que no solamente tiene que ver con la disposición del corazón, pero también con la limpieza. «Pues la voluntad de Dios es vuestra santificación» (1 Tesalonicenses 4:3).

Inquirir

Conocer la Palabra de Dios es necesario para todo creyente, para conocer a Dios y su voluntad. Consiste en leerla y estudiarla. Esta palabra ‘inquirir’ lleva la idea de ‘ir con frecuencia’, ‘consultar’ e ‘investigar’. ¿Con cuánta frecuencia acudes a la Palabra de Dios? ¿Cada cuánto la lees? Debes hacerlo a diario. ¿La consultas para conocer lo que Dios quiere que hagas? ¿Profundizas en la Biblia para saber más?
Cumplir: No es suficiente con leer y estudiar la Biblia. Es importante ponerla en práctica. Que afecte tu vida y forme tu carácter. Que guíe tus decisiones y controle tus palabras. Juan Newton dijo: «ha sido mi oración diaria que ni por desaliento ni por impaciencia sea privado de confirmar, por mi propia práctica, la doctrina que he predicado a otros».

Enseñar

Comparte con otros lo que has aprendido de las Escrituras. Es lo que Pablo mandó a Timoteo: «Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros» (2 Timoteo 2:2). No es nada más enseñar en un púlpito, sino también de forma personal. Lo que aprendemos de las Escrituras es necesario compartirlo con nuestros hijos, cónyuges y otros en el pueblo del Señor, no a manera de imponer nuestro criterio sino más bien de estimularnos unos a otros.

Seamos como Esdras y no subestimemos ninguna de estas cosas.

Miguel Mosquera

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