A Mateo, de 15 años, le dieron permiso para ir al cine con dos amigos, pero en vez de eso se fueron a pasear con unas amigas. Eran como las 11:30 de la noche y Mateo no cesaba de sugerir hacer “surfing” en el carro. Ya él había practicado este peligroso juego que consiste en pararse en el exterior del vehículo mientras éste está en movimiento.
Mateo se subió al techo y Amy aceleró hasta llegar a 65 kilómetros por hora. Al final de los 3 kilómetros de recorrido aminoró la marcha y dio media vuelta al auto y comenzó a acelerar nuevamente. David miró por la ventana trasera y vio que Mateo estaba bajando del techo hacia la parte trasera del carro, mientras estaba en movimiento, y tenía una sonrisa enorme en el rostro y sus ojos brillaban de júbilo. Lo estaba disfrutando en grande. De repente empezó a resbalar hacia atrás, intentó acercarse al vidrio pero la corriente de aire lo derribó y cayó del vehículo. David inmediatamente gritó “Para el auto, Mateo se ha caído”. Amy detuvo el carro y todos salieron a ver lo que pasaba. Mateo estaba en el suelo, sufriendo un ataque convulsivo y emitiendo ruidos extraños. La emoción había terminado.
Mateo estaba en el suelo, sufriendo un ataque convulsivo… la emoción había terminado
Toda la emoción terminó de una forma tan rápida y no precisamente de la manera que hubiesen querido. Nuestra vida es muy corta, aunque con frecuencia pensamos que nunca se va a acabar. El ser humano busca disfrutar la vida al máximo, entregado al pecado y gozando de los placeres que el mundo ofrece, lejos de Dios, sin darse cuenta que en cualquier momento cae del auto y toda la emoción se termina.
¿Te has acordado de Dios en tu vida? ¿Quién es Cristo para ti? Dios tiene un plan para tu vida, diferente al que has estado llevando hasta ahora, pero lo podrá llevar a cabo sólo si tú aceptas a Jesucristo como tu Salvador. Ese es el primer paso. Los disfrutes y el placer del mundo terminarán, dice la Biblia: “el mundo pasa, y sus deseos” (1ª Juan 2:17) y también “Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios” (Santiago 4:4). La alegría del mundo es una alegría pasajera, pero el gozo que Cristo ofrece no termina, Él mismo dijo: “Cualquiera que bebiere de esta agua [los placeres del mundo], volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré [la salvación], no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.
Cristo murió en la cruz y derramó su sangre por ti, para darte la salvación y vida eterna. Para que puedas gozar con Él por la eternidad en los cielos. “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23).
A Mateo le declararon muerte cerebral y luego de hacerle unos análisis los médicos desconectaron los aparatos que lo mantenían con vida. Aunque el comienzo de esta historia estaba lleno de emoción y júbilo su final fue muy triste y trágico. Así es la vida de toda persona que no se acuerda de Dios y rechaza la salvación en Cristo, “¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?” (1ª Pedro 4:17). El final de tu vida puede ser distinto, arrepiéntete de tus pecados y recibe a Cristo en tu corazón. Él perdonará tus pecados. “¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte. Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.” (Romanos 6:21).
Miguel Mosquera