«En el primer año de su reinado, en el mes primero, abrió las puertas de la casa de Jehová, y las reparó» (2 Crónicas 29:3)
Cuando Ezequías comenzó al reinar el reino era un desastre. Su padre Acaz había llevado a Judá a la ruina, no solamente espiritualmente con toda su idolatría, pero en otros aspectos también: pagaban tributo al reino de Asiria, las puertas del templo estaban cerradas, el oro y todo material de valor había sido entregado a los asirios, militarmente, Judá había perdido guerras contra sus enemigos alrededor. ¿Por dónde comenzar? Quizás lo económico es más importante, o tal vez hay que reforzar el ejército primero. Pero Ezequías tenía sus prioridades bien establecidas, lo primero que hizo fue abrir las puertas de la casa de Jehová y repararlas. Lo espiritual primero, Dios en el primer lugar. El rey quería restablecer la relación con Dios, lo demás sería atendido en su momento.
En este nuevo año, con tantas metas que puedas tener por delante haz como Ezequías, Dios primero. Lo más importante es que lo más importante siempre sea lo más importante. «Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas» (Mateo 6.33). Si algo debemos hacer al mirar atrás, al año que pasó, es preguntarnos, ¿qué tanto avancé espiritualmente? ¿es mi relación con Dios más estrecha y fuerte que al principio de año pasado? Reparemos lo que hay que reparar, reestablezcamos el servicio y adoración a Dios, que las demás cosas vendrán por añadidura. «Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús» (Filipenses 3:13-14).
Miguel Mosquera
Foto en portada y texto: Una puerta con mucho fondo por Manuel bajo la licencia CC BY 2.0 (mod. 1018x460px)