La expresión «nacer de nuevo» la dijo Jesús a Nicodemo en Juan 3:3 «De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios» y es allí mismo, en esta porción de las Escrituras, que encontraremos su significado. Como Nicodemo no tenía el resto del Nuevo Testamento para tomar de allí la explicación, debemos poder encontrar la respuesta en el Antiguo Testamento (del cual Nicodemo conocía muy bien) y de la explicación que el Señor Jesús mismo le da a Nicodemo durante su conversación.

El “nacer” está relacionado con tener vida. Al decir “de nuevo”, está dando a entender que no se trata del nacimiento natural, sino de un nacimiento distinto, sin embargo, está usando la ilustración del nacimiento para explicar una verdad espiritual. Así como el nacimiento físico es necesario para la vida terrenal, el nuevo nacimiento es necesario para la vida espiritual.

Ahora, ¿Cómo es que una persona puede llegar a tener vida espiritual? Nuestra reacción más natural es pensar como Nicodemo: «¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?» (Juan 3:4). Obviamente que eso no era a lo que se refería Jesús, no se trata de un nacimiento físico: «Lo que es nacido de la carne, carne es» (Juan 3:6), sino de un nacimiento espiritual, de Dios. Una cosa es el nacimiento físico y otra cosa el nacimiento espiritual.

Bien hacemos en preguntarnos, ¿por qué una persona necesita nacer de nuevo?

Cuando Adán y Eva fueron colocados en el huerto de Edén, Dios les dio el mandamiento de que no debían comer del árbol de la ciencia del bien y del mal “porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Génesis 2:17). Adán y Eva desobedecieron a Dios y, como consecuencia de su pecado, fueron echados de la presencia de Dios en Edén (Génesis 3:24). Nicodemo debió entender que todo ser humano está muerto espiritualmente, ya que por causa del pecado está separado de Dios (Isaías 59:2 – ver también el artículo ¿Qué es la muerte?).

¿Quiere decir que la vida eterna tiene que ver con poder ser reconciliado con Dios para estar en su presencia? Así es, y también Nicodemo debió saber esto porque cuando Daniel hace referencia a la vida eterna (Daniel 12:2) se está refiriendo a la resurrección en el día final y el disfrute eterno de los salvados con Dios.

El nuevo nacimiento es la obra de Dios en la cual la persona muerta en pecados llega a tener vida. Nicodemo debía conocer Ezequiel 36:25-27 donde tenemos una referencia similar, ya que dice: «Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré un corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra». En el siguiente capítulo de Ezequiel Dios encontramos nuevamente la ilustración por medio del valle que está lleno de huesos secos (Ezequiel 37:1-14). Dios dijo – “Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivirán”. Esta es una preciosa y clara ilustración del nuevo nacimiento. Nicodemo debió saber estas cosas (Juan 3:10).

Ahora, todavía nos faltan dos cosas más sobre el nuevo nacimiento que el Señor Jesús le va a explicar a Nicodemo:

1. ¿Sobre qué base Dios da el nuevo nacimiento?
2. ¿Cómo puede una persona recibir este nuevo nacimiento?

Jesús ahora tiene que enseñar a Nicodemo que para que el ser humano pueda tener la vida eterna es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado – “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado” (Juan 3:14), haciendo referencia a Su muerte en la cruz por nuestros pecados. Cristo sufrió el castigo por nuestros pecados en la cruz, fue desamparado por Dios, para que nosotros pudiéramos ser reconciliados con Dios y tuviéramos la vida eterna. Nuevamente toma un ejemplo del Antiguo Testamento (la serpiente de bronce – Números 21) para ilustrar la base sobre la cuál Dios otorga la vida eterna: es sobre la base de la muerte de Cristo en la cruz.

Inmediatamente, Jesús explica a Nicodemo cómo puede tener la vida eterna:

“para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”
(Juan 3:15-16)

El nuevo nacimiento es una obra divina (Juan 3:5,6,8; Efesios 2:1,4-5) en la cual una persona, que está muerta en pecado (Efesios 2:1) recibe la vida eterna (Juan 3:15-16).

Los calvinistas enseñan que el nuevo nacimiento es producido por el Espíritu Santo para hacer posible que la persona crea en el Señor Jesucristo, ya que cuando está muerta espiritualmente no puede hacer nada para salvarse, ni siquiera creer. Con esto dan a entender que el orden es (1) tener vida y (2) creer. Sin embargo, el evangelio de Juan enseña claramente que el orden en la salvación es (1) creer y (2) tener vida eterna. Veamos varios ejemplos muy claros en el evangelio de Juan:

“todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:15,16)

“El que cree en el Hijo tiene vida eterna” (Juan 3:36)

“De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna” (Juan 5:24)

“todo aquél que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna” (Juan 6:40)

“De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna” (Juan 6:47)

“Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (Juan 20:31)

En todos estos casos encontramos que primero es creer y después tener la vida eterna. De manera, que lo que los calvinistas enseñan que es necesario que una persona tenga vida para poder poner su fe en el Señor Jesucristo es contrario al orden que nos dan las Escrituras.

Cuando el Nuevo Testamento habla de que la persona está muerta, está dándonos una metáfora para entender la condición de separación entre el ser humano y Dios. Un ejemplo de esto lo tenemos en la parábola del hijo pródigo de Lucas capítulo 15. El padre describe al hijo cuando estaba lejos, en la provincia apartada, de esta manera – “este mi hijo muerto era, y ha revivido” (Lucas 15:24). El hijo estaba muerto en cuanto a su relación con el padre, pero esto no le imposibilitaba de reflexionar sobre su condición y regresar hasta su padre, arrepentido.

De la misma manera el pecador que está muerto en sus pecados no puede hacer nada para ganar la salvación ni mucho menos para merecerla, pero la fe no es una obra, sino que es el medio por el cual la persona puede recibir la vida eterna que está solo en el Señor Jesucristo. Dios, en su misericordia, da la vida a todo aquel que cree en Cristo como Salvador.

Esto es nacer de nuevo. Y tú, ¿has nacido de nuevo?

Miguel Mosquera
(Artículo actualizado en Noviembre de 2024)

Ver también:

¿Qué significa nacer del agua y del Espíritu?

¿Cómo ser salvo?

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