Hablemos sobre: Liderazgo – Aprendiendo de un Líder

MiguelVida CristianaLeave a Comment

Es necesario ser estudiante antes de ser maestro, ser cadete antes de ser general, ser un seguidor antes de ser un líder. El tiempo de preparación es importante, para aprender disciplina, respeto por otros, humildad y ganar experiencia. No siempre es posible, pero si hay un líder al que respetas procura pasar tiempo con esa persona para que aprendas. El riesgo que uno sin experiencia se convierta en líder es que «envaneciéndose caiga en la condenación del diablo» (1 Timoteo 3:6). ¿Cuál es esta condenación? El orgullo y la vanagloria. Hay un gran peligro que se convierta en un tirano prepotente que está dispuesto a atropellar a cualquiera.

Existen varios ejemplos sanos en las Escrituras de quienes pasaron tiempo con un líder y aprendieron de ellos. Notemos algunos:

Josué y Moisés (Éxodo 24:13; 33:11; Números 11:28; Josué 1:1)

El punto de vista del mundo es que un siervo es uno que es débil y vive sometido por otro. No así en la Palabra de Dios. El servicio es una posición de honra y un privilegio. Josué fue siervo que mostró su sumisión y fidelidad a lo largo de 40 años en el desierto.

Una de las cualidades más importantes que puede tener un líder no está en el control que ejerce sobre otros sino en la capacidad de controlarse a sí mismo
Es difícil saber con exactitud cuál era el servicio que Josué tenía cuando estaba con Moisés. Es muy posible que esto se deba a que las actividades de Josué no eran algo tan llamativo o público. Era más bien como un asistente para Moisés. Las responsabilidades de Moisés eran muchas, tanto civiles como espirituales, así que habría sido de mucha ayuda poder tener un ayudante como Josué.

Josué pudo aprender de Moisés grandes lecciones. La grandeza de Dios, siendo que Moisés tenía el privilegio de hablar con Dios «cara a cara». Es muy necesario mantener nuestra apreciación correcta de la grandeza de Dios, para no exaltarnos sobremedida. Considerar siempre que sobre el líder hay uno que es más grande y a quien todos debemos dar cuenta.

Josué aprendería mucho de Moisés en cuanto a cómo enfrentar la crítica. Esto es vital para el líder porque la crítica siempre va a llegar. Habrá quienes querrán desconocer el liderazgo (como el caso de Coré y los suyos, Números 16) o quienes querrán rebelarse al liderazgo (como en el caso de María, Números 12). En medio de toda esta crítica se nos dice que Moisés «era muy manso, más que todos los hombres de la tierra» (Números 12:3). ¿Cómo respondes a la crítica? Una de las cualidades más importantes que puede tener un líder no está en el control que ejerce sobre otros sino en la capacidad de controlarse a sí mismo. Eso es la mansedumbre. Así era Moisés.

Timoteo y Pablo (Hechos 16:1-3; Filipenses 2:22)

A lo largo del libro de Hechos no vemos a Timoteo predicando. Una de las primeras lecciones de Timoteo serían el saber discernir la voluntad del Espíritu Santo y cómo dejarse guiar. Eso es lo que vemos en Hechos 16:6-10, donde el Espírito no le permitió a Pablo, y los que le acompañaban, ir a Asia ni a Bitinia, sino que tenía el propósito que predicaran la palabra en Macedonia. No importa cuán sabio y espiritual sea el líder, siempre debe dejarse guiar por Dios.

Timoteo estuvo con Pablo en Filipos, Tesalónica y Berea. Después de su aprendizaje ya podía quedarse en Berea junto con Silas. Más adelante el apóstol Pablo le deja en Éfeso (1 Timoteo 1:3), ya que Timoteo tenía la madurez necesaria para llevar a cabo una responsabilidad solo. Pero primero fue necesario el aprendizaje.

Los Discípulos y el Señor Jesucristo (Hechos 1:21-22)
No importa cuán sabio y espiritual sea el líder, siempre debe dejarse guiar por Dios
Vemos en los discípulos el deseo de aprender. Ellos no solamente aprendieron mediante el ejemplo y al pasar tiempo con el Señor, sino que también hicieron preguntas. «Señor, enséñanos a orar» (Lucas 11:1); «¿por qué les hablar por parábolas?… Explícanos la parábola de la cizaña del campo» (Mateo 13:10,36); «Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?» (Mateo 24:3); «Auméntanos la fe» (Lucas 17:5); «Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego?» (Juan 9:2). Son muchos los ejemplos de los discípulos preguntando al Señor. Ellos identificaron su punto débil e hicieron la pregunta, con el fin de aprender. No tengas temor de preguntar por temas específicos para aprender.

El Señor Jesucristo buscó pasar tiempo a solas con los discípulos. Uno de los mayores legados que puede dejar un buen líder es una generación de relevo que siga con el liderazgo. ¡Qué triste cuando un buen líder se va y no queda quien le reemplace!

El apóstol Pablo escribió «Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros» (Filipenses 4:9).

Miguel Mosquera

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