El Nacimiento del Señor – Las Alabanzas

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Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: ¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!

Lucas 2:13-14

No fue el periódico local quien vino a cubrir la noticia y narrar los acontecimientos. El anuncio de las buenas noticias vino del cielo mismo. Unos pastores a las afueras de Belén fueron los privilegiados en recibir la noticia trascendental del nacimiento del Hijo de Dios. Más adelante Dios enviaría unos magos para anunciar a los líderes de Israel acerca de la venida del Mesías. 

Los ángeles cumplieron una tarea importante en el anuncio del nacimiento de Cristo. La palabra ‘nuevas’ es la palabra ‘evangelizar o predicar’, usada mayormente en el libro de Hechos (15 veces) con respecto a la predicación de los apóstoles, como Hechos 5:42; 8:4 o 8:25. ¿Cuál era el mensaje? El nacimiento del Salvador. Es motivo de gran gozo, el Dios eterno se manifestó en carne y “vino al mundo para salvar a los pecadores”. 

Tres títulos son dados a Jesús: Salvador, Cristo y Señor. Podemos relacionar el título de Salvador con su PODER, como dice Lucas 1:69 “nos levantó un poderoso Salvador”. Poder para perdonar pecados (Lucas 5:24), poder para salvar perpetuamente (Hebreos 7:25). Cristo lo podemos relacionar con la PROMESA. El Ungido o el Mesías, representa el cumplimiento de la promesa hecha a Israel y la gran bendición que va ligado a ello. Lamentablemente fue rechazado como el Mesías y por eso el pueblo de Israel sigue esperando el cumplimiento de esta promesa, hasta que llegue el momento en que “mirarán al que traspasaron” y le reconocerán como el Cristo. El título de Señor está relacionado con su POSICIÓN. El apóstol Pedro cuando predicó en Jerusalén dijo: “Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo” (Hechos 2:36). 

Este anuncio fue motivo de gozo por parte de la multitud de ángeles, de glorificar y alabar a Dios por parte de los pastores, de meditación por parte de María (Lucas 2:19) y de maravilla por todos los que oyeron. Nos unimos a la alabanza celestial: “¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres! 

Miguel Mosquera

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