Y el nombre de la ciudad desde aquel día será Jehová-samaEzequiel 48:38
El nombre Jehová-sama significa, “Jehová está allí”. Dios es suficiente ante lo que podamos estar pasando, y Él está presente en medio de cualquier situación en la que nos encontremos.
José fue traicionado y vendido por sus hermanos. Un joven en un país hostil y extraño, rodeado de desconocidos, y herido emocionalmente por el trato que sus hermanos, su propia familia, le había dado. Sin embargo, leemos que “Jehová estaba con José” (Génesis 39:2). En medio de las pruebas tan difíciles por las que estaba pasando, alguien estaba con él, dándole aliento. No eran los madianitas, no era su familia. Dios estaba allí.
Josué tenía el gigante de la incertidumbre sobre él. ¿Qué pasaría ahora? Hace unos años había testificado delante de todo el pueblo que Dios les daría la tierra, cuando otros decían lo contrario. Ahora era el tiempo de probarlo. Esto hubiese sido más fácil si el gran líder, Moisés, hubiese estado guiando. ¿Cómo podía reemplazar a alguien como Moisés? Un hombre maduro ante una gran responsabilidad. Es cuando Dios le dice, “Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé” (Josué 1:5). Dios le recuerda que el secreto de Moisés era Dios mismo. Le da seguridad para el futuro, “todos los días de tu vida”. Moisés no estaba para ayudarlo, pero Dios estaba allí.
El apóstol Juan era un hombre anciano cuando escribe el libro de Apocalipsis. Estaba completamente solo, desterrado. Es por causa del evangelio que está en esta isla. Entonces, escucha una gran voz: “Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último” (Apocalipsis 1:11). El resto de los apóstoles ya no estaban, pero Cristo estaba allí, en pleno control de todo.
Cualquiera sea la etapa de nuestra vida. Cualesquiera sean las circunstancias de nuestra vida. Aunque la soledad se levante para infundir temor, nunca estaremos solos: Jehová-sama, “Dios está allí”.
Miguel Mosquera
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