¿Hasta cuándo, oh Dios, nos afrentará el angustiador? … Dios es mi rey desde tiempo antiguoSalmo 74:10,12
Muchos de los salmos muestran un lado muy humano al mismo tiempo que muestran un lado espiritual al enfrentar las diferentes pruebas.
Está el lado humano que siente el peso, la oscuridad y la aparente soledad de la prueba. Contempla la fuerza y el progreso del enemigo y se encuentra lleno de incertidumbre. Hace las preguntas que parecen no tener explicación o respuesta. No parece haber señal de ninguna intervención divina: “No vemos ya nuestras señales; no hay más profeta” (Salmo 74:9). Son más los “¿por qué?” que los “porque”.
¿Alguna vez has tenido este sentimiento de que Dios no responde o que no interviene en medio de las dificultades por las que pasamos? Nuestro desaliento se debe muchas veces que buscamos respuestas en lugar de buscarle a Él.
Si el salmista quedara enjaulado en ese lado humano perdería las esperanzas, se hundiría en las aguas en tempestad. Más bien, sigue alabando a Dios por sus maravillas. “Dios es mi rey desde tiempo antiguo; el que obra salvación en medio de la tierra” (Salmo 74:12). Aunque no tiene respuesta a todas sus preguntas, su confianza sigue puesta en Dios quien sabe mejor todas las cosas y utilizará esta prueba para su bien. Es nuestra confianza en el Señor que nos permitirá caminar ‘sobre’ las aguas.
Es en medio de esa incertidumbre, cuando no tenemos las respuestas ni vemos el panorama completo hasta el final que nuestra fe se ejercita. Es mejor tener a Dios sin las respuestas, que tener las respuestas y no a Dios.
Miguel Mosquera
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