Sanar a los quebrantados de corazón

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El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto… me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazónLucas 4:18

Este aspecto de la misión del Señor Jesucristo en su venida al mundo nos hace considerar la maravilla de la compasión, ternura, cuidado y amor de nuestro Salvador. Si bien, en la predicación del evangelio, podríamos resaltar de cómo el pecado hace heridas que dejan los corazones quebrantados y dolidos, quiero pensar en la capacidad del Señor en sanar cualquier corazón quebrantado, aun aquellos cristianos que por las pruebas han experimentado el dolor en su corazón.

María Magdalena estaba fuera del sepulcro llorando. Dos ángeles le dicen: “Mujer, ¿por qué lloras?” (Juan 20:13). Aquellos ángeles tienen interés, pero no traen consuelo. El Cristo resucitado cambia sus lágrimas en gozo al pronunciar su nombre: “María”. La PRESENCIA del Señor tiene el poder de sanar un corazón quebrantado por el dolor.

Luego, el Señor se les aparece a dos discípulos que iban camino a Emaús. Están tristes por todas aquellas cosas que han acontecido. El Señor escucha lo que tienen que decir y les abre las Escrituras que les da consuelo y hace que arda su corazón mientras Él habla. Qué paciencia muestra el Señor con ellos y qué habilidad para utilizar la PALABRA del Señor como bálsamos para su herido corazón.

También las pruebas y las cosas que nos han acontecido pueden traer tristeza y lágrimas a nuestras vidas. El Señor trae consuelo por medio de su presencia y por medio de su Palabra. Es parte de su misión por la que vino a este mundo, ningún otro que como Él pueda “sanar a los quebrantados de corazón”.

El quebrantado corazón 
en Cristo encontrará 
mayor que humana compasión; 
Dios, Padre le será. 
Pues en Jesús se reveló 
el mismo Dios que nos amó, 
y que nos amará, 
y que nos amará.

Miguel Mosquera

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