Y dijo Abraham de Sara su mujer: Es mi hermana. Y Abimelec rey de Gerar envió y tomó a Sara. Pero Dios vino a Abimelec en sueños de noche, y le dijo: He aquí, muerto eres, a causa de la mujer que has tomado, la cual es casada con maridoGénesis 20:2-3
La mentira de Abraham puso a su esposa Sara en gran peligro y vulnerabilidad. Abraham debió ser el protector de ella y hacer todo lo que estaba a su alcance para guardarla, sin embargo, por estar más preocupado de sí mismo pone a Sara en riesgo, y esta es la segunda vez que lo hace (ver Génesis 12:15). Esto no debe ser así, sino que el amor del marido a su esposa debe ser tal que esté dispuesto a incluso dar su vida por ella (Efesios 5:25).
Dios interviene en el momento exacto, Él no se atrasa ni se adelanta. Aunque las cosas se le salieron de control a Abraham, no hay nada que escapa del control de Dios. ¿Cuántas veces no ha intervenido Dios en nuestras vidas en el momento exacto? Incluso cuando las cosas se han salido de control desde el punto de vista humano.
Abraham falló en proteger a Sara, pero Dios no haría lo mismo. Él interviene hablándole a Abimelec en sueños de noche y dándole una advertencia muy seria sobre Sara. Dios cuida de Sara y le libra de ser humillada y del peligro en que se encuentra.
Esto no debe hacernos pensar que podemos tomar decisiones a la ligera y esperar que Dios nos saque del apuro, como lo hizo Abraham; esas decisiones tienen sus consecuencias. Lo que sí nos enseña es en cuanto a la intervención divina y su cuidado por nosotros aun en circunstancias en que nos encontramos desprotegidos y vulnerables.
Castillo fuerte es nuestro Dios,
defensa y buen escudo;
con su poder nos librará
en este trance agudo.
Con furia y con afán
acósanos Satán;
por armas deja ver
astucia y gran poder;
cual él no hay en la tierra.
Miguel Mosquera
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