…y el Dios de paz y de amor estará con vosotros2 Corintios 13:11
En un mundo quebrantado por el pecado, lleno de violencia, conflictos, relaciones rotas es evidente la carencia de paz y amor. Por mucho que la paz y el amor son tan necesarios y anhelados, el ser humano las sigue buscando en la fuente equivocada, ya que ponen su esperanza en los hombres que prometen y hablan elocuentemente brindando una falsa esperanza.
La verdadera paz y el verdadero amor provienen de Dios. Todo lo que hay en este mundo es pasajero, pero Cristo dijo: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:27). La paz de Dios no está limitada a las circunstancias a nuestro alrededor, está basada en Cristo quien hizo “la paz mediante la sangre de su cruz” (Colosenses 1:20). La paz es posible en un corazón perdonado de sus pecados por la sangre de Cristo y una relación estrecha con el Dios de paz.
De la misma manera el amor, ya que “Dios es amor” (1 Juan 4:8) y ha demostrado el amor en su máxima expresión al dar a su Hijo unigénito para morir en la cruz para salvarnos. Él es la fuente del amor. No está basado en una relación superficial, ni en palabras vacías, sino en acciones que demuestran que nos ama con amor inmerecido, incondicional e inmenso.
No hay objetivo más noble y sublime que conocer al Dios de paz y de amor quien está con nosotros.
Sí, descansan los creyentes,
viendo en gloria a su Señor.
Paz y gozo permanentes
tienen por su fiel amor.
Y los fuertes eslabones
–simpatía y comunión–
unen ya los corazones
con los que de Cristo son.
Miguel Mosquera
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