Pedro es uno de los personajes más sobresalientes del Nuevo Testamento. Tenemos amplias referencias a él en los evangelios y el libro de Hechos de los apóstoles.

En Juan capítulo 1 encontramos su primer encuentro con el Señor Jesucristo. Es traído por su hermano Andrés, quien ha creído aquella poderosa declaración de Juan el Bautista: “He aquí el Cordero de Dios”. Andrés se interesa en que otros de su familia también conozcan al Mesías y por eso busca a su hermano Simón.

“Tú eres Simón”. Aunque Simón no conocía a Jesús, Jesús sí conocía a Simón. “Hijo de Jonás”, también conocía el pasado de Simón. No había nada oculto para Aquel que conoce todo sobre nosotros. “Tú serás llamado Cefas”, Cristo le dio un nuevo nombre y una nueva vida a Simón. Este es el resultado de una verdadera conversión, un nuevo andar en Cristo.

No fue la elocuencia del mensaje de Andrés, ni tampoco los argumentos que usó; su mensaje fue muy sencillo y breve: “hemos hallado al Mesías”. Fue traerle a Jesús. Pedro no puso su fe en su hermano; oyó el mensaje, conoció a Cristo personalmente y creyó en Él.

Salid en busca de almas perdidas,
hay quebrantadas de corazón.
Traedlas a la fuente de vida,
en el camino de salvación.

Miguel Mosquera