42:10,12 – Y quitó Jehová la aflicción de Job… y aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job… Y bendijo Jehová el postrer estado de Job más que el primero
El postrer estado de Job fue incluso mejor que el primero, fue bendecido por Dios grandemente por haberle sido fiel en la prueba. Pero de seguro que Job, si hubiese tenido que elegir entre pasar o no por esos días de sufrimiento hubiese elegido no atravesar por ese dolor.
Pero el Señor Jesucristo llevó el dolor voluntariamente. Él vino para cumplir con esa obra y fue obediente aunque esto significara llevarlo a la cruel muerte de la cruz. Isaías 53, luego de describirnos los sufrimientos de nuestro Señor Jesucristo en la cruz, termina con palabras de victoria: “Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho”. Igualmente el Salmo 22: “Vendrán, y anunciarán su justicia; A pueblo no nacido aún, anunciarán que él hizo esto”. Es que la obra de la cruz, aunque trajo mucho dolor al Señor y sufrimiento, fue una clara y contundente victoria. Hebreos 12 nos dice de Él: “el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz”. El Señor Jesús tenía en su mirada el fruto de lo que sería su sufrimiento en el Calvario. Cada uno de los que le hemos aceptado como Salvador somos parte del fruto de Su aflicción. Cristo está satisfecho por Su obra y por el fruto de Su obra. Él murió, resucitó, está sentado a la diestra de Dios y está coronado de gloria y de honra. Él está satisfecho al ver el fruto de la aflicción de Su alma, nosotros estamos satisfechos en Él. Adorémosle en espíritu y en verdad.
Miguel Mosquera