Añadidos a la iglesia local

MiguelLa iglesia localLeave a Comment

El tema de ser añadidos a una iglesia local es desconocido, descuidado o desechado por muchos. Para algunos, entrar por la puerta del edificio donde se congrega una iglesia les hace automáticamente parte de esa iglesia y eso se debe, en parte, a la mala práctica de algunas iglesias en hacer esto.

No quiero dar a entender que el ser parte de una iglesia sea algo muy complicado, como ingresar a la universidad, pero sí es necesario cumplir con ciertas condiciones por el bien de la iglesia y el de la persona que será recibida. Al leer 1 Corintios 5:12-13 nos damos cuenta de que hay una clara distinción entre los que están ‘dentro’ y los que están ‘fuera’ (y esto no se refiere al edificio, porque ya sabemos que la iglesia son las personas que la forman y no el edificio donde se congregan). También tenemos otro ejemplo en 1 Corintios 14:23 donde toda la iglesia está reunida y entra un incrédulo o indocto para observar el orden en la reunión y, claramente, se distingue de la iglesia. Así que todo el que entra o comienza a asistir con regularidad no se convierte automáticamente en miembro de la iglesia. Así que, si Dios hace la distinción nosotros también debemos hacerlo.

El ser parte de una iglesia local es un privilegio y una gran bendición para el creyente, y también es un mandato divino y una responsabilidad. Estudiar el tema nos ayudará a aprender y aplicar los principios y prácticas de las iglesias en el Nuevo Testamento en cuanto a la recepción a la iglesia. Recordemos que bien dijo el apóstol Pablo que la iglesia es “la casa de Dios… columna y baluarte de la verdad” (1 Timoteo 3:15), así que debemos obedecer lo que Dios nos manda.

En el Nuevo Testamento se utilizan dos palabras relacionadas a este tema: “ser añadidos” (Hechos 2:41) y “ser recibidos” (Hechos 18:27; Romanos 16:1-2; 2 Corintios 3:1). Adicionalmente, tenemos otras referencias que tratan el tema, aunque no utilizan estas dos palabras, sino que está implícito en el contexto.

Añadidos

Esto se refiere a la adición de una persona que nunca ha estado en la comunión de una iglesia y es recibida por primera vez. Es lo que tenemos en Hechos 2:41 cuando dice: “y se añadieron aquel día como tres mil personas”.

El orden en el v.41 es muy importante: (1) recibir su palabra – esto es la salvación; (2) ser bautizado; (3) ser añadido. Condición básica para ser añadido a una iglesia es ser salvo y bautizado. No es suficiente que la persona diga que es salva, sino que haya evidencia de su salvación. Esto es evidente en la historia de Saulo de Tarso en Hechos 9:26-27. Nadie confiaba que Saulo era genuinamente salvo hasta que Bernabé relató evidencias de su salvación – “les contó cómo Saulo había visto en el camino al Señor” y de su testimonio – “y cómo en Damasco había hablado valerosamente en el nombre de Jesús”.

También el bautismo ha sido razón de confusión para muchos. En una ocasión un hombre manifestó haber sido bautizado junto con otras personas cuando le echaron una cantidad de agua encima. Esto no es el bautismo bíblico y, por lo tanto, no tiene ninguna validez. Alguien que ha sido genuinamente salvo, pero que no ha sido bautizado por inmersión es necesario bautizarle bíblicamente antes de poder ser añadido a la iglesia para seguir el principio de Hechos 2:41.

Recibidos

Esto se refiere a personas que ya forman (o han formado) parte de una iglesia y son “recibidas” por otra iglesia. Al menos podemos encontrar tres ocasiones diferentes en el Nuevo Testamento:

  • Creyentes de visita en otra iglesia o que han tenido que mudarse de residencia y son recibidos en la comunión de la iglesia en otra localidad (Romanos 16:1-2) – La base para Febe ser recibida por la iglesia en Corinto no era su salvación solamente, sino que el apóstol Pablo habla de su servicio – “diaconisa de la iglesia en Cencrea” y su testimonio – “ella ha ayudado a muchos, y a mí mismo”.
  • Creyentes que han sido disciplinados por algún pecado y llegan a ser restaurados a la comunión de la iglesia (2 Corintios 2:5-11) – Este ofensor a quien se refiere el apóstol había tenido que ser excomulgado de la iglesia a causa de un pecado. Lo que el apóstol indica es que había habido evidencia de arrepentimiento sobre este pecado y el deseo de volver a la comunión de la iglesia.
  • Maestros y su enseñanza (Hechos 18:27) – Apolos conocía muy bien las Escrituras, pero había sido necesario corregirlo en cuando al “camino de Dios” (Hechos 18:26). Los creyentes en Éfeso comprendieron que Apolos sería muy útil en otras iglesias en Acaya y escribieron a los hermanos para que lo recibieran, al igual que su enseñanza. Esto fue de gran provecho para los cristianos en Acaya.
¿Por qué es necesario ser diligentes en cuanto a la adición y recepción a la iglesia?

Quiero señalar varias razones por las cuales es importante el cuidado en la recepción a la iglesia:

  1. Preservar el testimonio de la iglesia: ¿Qué pasaría si una persona que no es salva o vive en pecado es recibida como miembro de la iglesia? El testimonio de dicha iglesia es manchado, porque cada creyente que forma parte de una iglesia está dando testimonio de esa iglesia en dondequiera que va. Debemos que recordar lo que Pablo dice en 1 Corintios 5:6 – “¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa?” Por otro lado, está el caso de Simón el mago (Hechos 8:9) el cual tenía gran influencia entre el pueblo samaritano. Simón hizo una falsa profesión y luego fue bautizado, sin embargo, en una conversación con el apóstol Pedro manifestó no ser genuinamente convertido, y el apóstol le dijo: “en hiel de amargura y en prisión de maldad veo que estás” (Hechos 8:23). ¿Qué hubiera ocurrido si Simón era añadido a la iglesia en Samaria? Hubiese sido un gran problema, causando daño al testimonio y a la doctrina del Señor.
    Muchas veces una entrevista o una conversación con la persona que quiere ser añadida podrá evidenciar si es un genuino convertido o alguien que sin ser salvo tratará de causar daño a la iglesia.
  2. Preservar doctrinalmente la iglesia: Uno que es recibido a la iglesia debe estar de acuerdo con la doctrina que se practica. ¿Qué pasa cuando alguien es recibido y trae falsa doctrina? Podría ocasionar que otros creyentes en la iglesia sean arrastrados tras lo falso. De acuerdo con 1 Timoteo 1:19-20 quien tiene falsa doctrina debe ser puesto fuera de la iglesia. Si esto es así, ¿por qué recibir a alguien que trae falsa doctrina?
  3. Por el bien de quien va a ser recibido: Han sido varios los casos de quienes me han comentado de haber llegado a un lugar y haber sido casi forzados a involucrarse en todas las actividades de la iglesia como si fueran un miembro de ella. El que llega a un lugar sin ser conocido debe quedar primero convencido de que Dios verdaderamente está allí (1 Corintios 14:25) para luego manifestar su deseo de ser parte de la iglesia donde Dios es reverenciado.

    A manera de resumen, para la iglesia añadir o recibir es importante asegurarse que el creyente sea:

  • Sano moralmente – esto es, que el creyente no tenga ningún pecado que pueda manchar el testimonio de la iglesia
  • Sano doctrinalmente – esto es, que el creyente no tenga ninguna falsa doctrina que pueda regarse en la iglesia y afectar la verdad que es enseñada y practicada
  • Sano fraternalmente – esto es, que no haya ningún conflicto serio con algún otro creyente, siguiendo el principio de Hechos 2:42 – “la comunión unos con otros”.

Para quienes serán añadidos a la iglesia por primera vez una entrevista con el aspirante permitirá conocer estas cosas. En el caso de creyentes de visita o que se están mudando de residencia puede ser una carta de recomendación (1 Corintios 3:1-2) o el testimonio de alguien que conoce a la persona (Hechos 9:27) es el patrón bíblico para seguir.

De no cumplir con estas condiciones es mejor esperar, aconsejar o corregir a dicho creyente con el fin de que sea apto para ser recibido por la iglesia y que la adición de este nuevo miembro sea de bendición para la congregación, así como para aquel que es recibido.

Miguel Mosquera

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