El liderazgo en la iglesia

MiguelLa iglesia localLeave a Comment

Las organizaciones y compañías en el mundo tienen su manera de liderar, algunas de ellas siendo ejemplo por su éxito en los negocios. La iglesia no es una organización ni el mundo es nuestro patrón para el liderazgo en la iglesia. Dios no toma sus principios del mundo de los negocios. El Señor Jesús enseñó a sus discípulos: “Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad. Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos” (Marcos 10:42-44). ¡Qué contraste tan grande entre los patrones del mundo y los principios de Dios! En el mundo hay que luchar por llegar a la cima, muchas veces atropellando o imponiéndose sobre otros. En la iglesia el liderazgo es un servicio, y el respeto y el liderazgo se gana sirviendo a otros. Luego de decirles estas palabras, el Señor se pone a Sí mismo como el ejemplo perfecto de esta combinación liderazgo-servicio: “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (Marcos 10:45). Este servicio está dispuesto a dar su vida por otros. En la obra de Dios, el liderazgo no es una escalera hacia arriba, sino una escalera hacia abajo, de humildad, mansedumbre y servicio.

Lo que quiero exponer en este estudio no es el liderazgo exitoso, sino el liderazgo bíblico. ¿Qué es lo que Dios enseña en cuanto al liderazgo?

Dios no ha dejado a su pueblo sin dirección. Antes de hablar sobre cómo debe ser el liderazgo en una iglesia, quiero comenzar sobre cuál es esa dirección y guía que Dios ha dejado a la iglesia. La autoridad y guía de la iglesia no está en un grupo de hombres que toman las decisiones, sino que es el Espíritu Santo y la Palabra de Dios de donde viene la dirección en la iglesia. De manera que los líderes en la iglesia deben conocer la Palabra y sujetarse a ella para guiar a los creyentes, ellos no tienen ninguna autoridad en la congregación fuera de lo que está escrito en la Biblia.

La Autoridad en el Liderazgo

Dios ha dejado el Espíritu Santo para guiar a los creyentes mientras estamos en la tierra. El Espíritu Santo nos enseña: “no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual” (1 Corintios 2:13). Él es el mejor Maestro de la Palabra de Dios, para mostrar el patrón de Dios para las decisiones que involucran la iglesia.

Esto muestra que los líderes en la iglesia deben ser hombres que evidencien por su vida y testimonio que son guiados por el Espíritu Santo y andan conforme al Espíritu. Deben ser hombres que conozcan la Palabra y se guíen por la Palabra de Dios. De allí viene la guía para guiar al pueblo de Dios. No viene de un sueño o de lo que otros están haciendo, sino que debe venir de la sana doctrina que enseña la Palabra de Dios. Por eso el apóstol Pablo les dijo a los ancianos en Éfeso: “no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios” (Hechos 20:27).

Los líderes en la iglesia darán cuenta a Dios por sus decisiones, por eso deben tener mucho cuidado de cómo guiar la grey. “Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre” (Hechos 20:28). Es una gran responsabilidad, que requiere humildad y mansedumbre, amor y convicción, verdad y gracia. Es un servicio a Dios que recibirá recompensa: “Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria” (1 Pedro 5:4), también dice Hebreos 6:10 – “Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún”.

La descripción de los líderes

Hay tres palabras que se utilizan en el Nuevo Testamento para describir el liderazgo en la iglesia: ancianos, obispos y pastores. Estas no son personas diferentes, jerarquía o cargos en la iglesia, son diferentes palabras para describir a las mismas personas, simplemente de acuerdo al enfoque que está dando y a la naturaleza de su servicio. La palabra ‘ancianos’ nos habla de su conocimiento, ‘obispos’ de su carácter y ‘pastores’ de su cuidado.

Dos cosas son necesarias dejar en claro en primer lugar en cuanto a los líderes de la iglesia:

  • No es una jerarquía sino un servicio. Pablo dejó ejemplo de esto cuando escribió a los Corintios: “¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis creído; y eso según lo que a cada uno concedió el Señor… Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento” (1 Corintios 3:5,7).
  • Es plural. Siempre en el Nuevo Testamento se hace referencia a LOS ANCIANOS (plural). Incluso al usar la palabra ‘pastor’, en el Nuevo Testamento, nos daremos cuenta que en singular la palabra ‘Pastor’ siempre se refiere al Señor Jesucristo, cuando es usado en plural, se refiere a los ancianos. El único caso en el Nuevo Testamento de una sola persona ejerciendo el liderazgo y autoridad en al iglesia es el caso de Diótrefes (3 Juan 9-11), y es claro por el contexto que era algo negativo y dañino para la iglesia.

Voy a mencionar todas las referencias de cada una de estas palabras para notar lecciones en cada una de ellas.

Obispos – Hechos 20:28; Filipenses 1:1; 1 Timoteo 3:1-7; Tito 1:5-9

Quiero comenzar con la palabra obispo porque, entre sus referencias, es la que habla sobre las características o cualidades de los líderes en una iglesia. La palabra ‘obispo’ y ‘anciano’ son usadas muchas veces de forma intercambiable.

Hechos capítulo 20 es una de esas ocasiones donde el apóstol reúne a los ancianos (v.27) de la iglesia en Éfeso y luego les dice obispos (v.28). Esta referencia de Hechos 20 la consideraré más adelante cuando hable sobre los ancianos.

En Filipenses 1:1 aprendemos que la palabra obispos no denota jerarquía. Interesante que cuando el apóstol saluda a la iglesia en Filipos comienza: (1) todos los santos en Cristo Jesús, (2) con los obispos y diáconos. Si se tratara de una jerarquía en la iglesia entonces se mencionara en orden de importancia: (1) obispos y (2) los creyentes. El obispo es una obra o trabajo (1 Timoteo 3:1), no un escalón más arriba o una posición de mayor importancia dentro del pueblo de Dios. Ya hice referencia a las palabras de Jesús en Marcos 10:44 - "el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos”.

Llegamos a las características de los obispos o ancianos en 1 Timoteo capítulo 3 y Tito capítulo 1. Aquí la palabra obispo es usada en singular, porque al hablar de las características el apóstol da a entender que todas estas características deben estar en cada uno de los ancianos, no es algo que entre todos suman todas estas características. El anciano u obispo debe ser:

    • Irreprensible: esto tiene que ver con no tener un pecado en su vida por el cual ser señalado por otros. Un anciano no es una persona perfecta, pero sí alguien a quien no se le ha reprendido públicamente por algún pecado en su vida. 
      Entre las responsabilidades de los ancianos habrá la necesidad de tratar disciplina de algún hermano o mal comportamiento de algún hermano. ¿Cómo podría hacerlo si el mismo anciano tiene algo de lo cual ser acusado? Es necesario que sea irreprensible.
    • Marido de una sola mujer: Aquí tiene que ver con pureza moral. Un anciano no debe estar coqueteando con otras mujeres. Sus ojos son solamente para su esposa. La adicción a la pornografía descalifica a un anciano.
      Esta expresión no significa que un hombre soltero no puede ser anciano, o que si un anciano enviuda no pueda volver a casarse. Tiene que ver con la pureza moral en el anciano. Claro está, que el matrimonio y la familia son un campo de entrenamiento para el anciano, como lo veremos más adelante.
    • Sobrio: según el diccionario griego Thayer, ser sobrio es tener una mente sana; capaz de controlar sus propios impulsos y deseos.
    • Prudente: la versión Reina-Valera 1909 lo traduce como ‘templado’. Es una persona moderada, no se inclina hacia los extremos, se mantiene en el centro de la balanza conforme a la Palabra de Dios.
    • Decoroso: El anciano es una persona modesta, tanto en su manera de vestirse como en su manera de actuar.
    • Hospedador: Las puertas de su casa están abiertas para otros, bien sea a los que son salvos o a los incrédulos, y lo hace con buena actitud.
    • Apto para enseñar: No significa que tenga el don de predicar públicamente. El anciano lee y estudia las Escrituras para poder explicarlas a otros, de manera pública o de manera privada. El anciano debe ser un buen consejero que apropiadamente aplica los principios bíblicos de acuerdo a la necesidad del creyente. Como un pastor que guía a las ovejas por el buen camino.
    • No dado al vino: Así como el anciano no es débil hacia las mujeres, tampoco lo debe ser hacia la bebida. Esto es muy diferente a los líderes de los cultos paganos, quienes necesitaban de vino, y otras sustancias que les controlaran, para poder tener sus ‘éxtasis’.
    • No pendenciero: que es propenso a riñas o pleitos.
    • No codicioso de ganancias deshonestas: Continuamos sumado el carácter de un verdadero anciano. No es dado a las mujeres, al vino y tampoco al dinero. Estas tres cosas son característicos de los hombres sin Cristo, y que el mundo promueve estas cosas, pero que han llevado a muchos hombres a la ruina en su vida espiritual, personal, familiar y laboral. En cuanto al dinero, Pablo enseña más sobre este tema en 1 Timoteo 6, donde dice: “porque raíz de todos los males es el amor al dinero” (1 Timoteo 6:10). Las ganancias deshonestas incluyen las finanzas de la asamblea y también el trabajo secular.
    • Amable: suave en la conversación y el trato. Esto nos hace ver que es importante lo que se dice y también la manera en que se dice. El proverbista enseña: “Panal de miel son los dichos suaves; Suavidad al alma y medicina para los huesos” y también “La blanda respuesta quita la ira” (Proverbios 16:24; 15:1).
    • Apacible: Pacífico
    • No avaro: Es muy parecido a “no codicioso de ganancias deshonestas”. ¿Será casualidad que Pablo tenga que advertir dos veces sobre el amor al dinero? Es una tentación que está siempre presente para los hombres y los ancianos no está extentos de caer en esto.
    • Que gobierne bien su casa: la vida familiar es un lugar de aprendizaje para el anciano. El apóstol explica que los hijos deben tener respeto y sujetarse a su padre. Esto es parte de la crianza que el anciano está impartiendo en su hogar. Manteniendo un buen liderazgo en su hogar le hace apto para el liderazgo en la iglesia, donde hay más personas y múltiples maneras de pensar.
      En Tito 1:6 dice que “tenga hijos creyentes que no estén acusados de disolución ni de rebeldía”. Nada se dice en 1 Timoteo 3 sobre la salvación de los hijos de un anciano, por lo que esta palabra “creyente” quiere decir más bien, fieles (así es traducido en la Reina-Valera 1909). De manera que los hijos mantienen respeto por su padre. También se dice que ellos no sean acusados de “disolución ni de rebeldía”. Quiero sugerir que esto se refiere al tiempo en que los hijos están en el hogar familiar. Es posible que cuando los hijos crezcan decidan tomar un rumbo para su vida diferente al cual fueron instruidos en el hogar. No de puede desacreditar a un anciano porque su hijo (o hijos) lleve una vida desordenada o rebelde.
    • No un neófito: No un nuevo creyente. Esto conlleva que el anciano se llene de orgullo y prepotencia (a lo que se refiere con “la condenación del diablo”). Adicionalmente, la misma palabra anciano implica madurez espiritual, por lo que un neófito no tiene esa madurez necesaria para guiar y aconsejar al pueblo de Dios.
    • Buen Testimonio de los de afuera: El buen testimonio debe caracterizar a todo creyente. El mundo está constantemente alerta para ver algún defecto en los creyentes y así desacreditar el evangelio; así el enemigo sabe que el mal testimonio de un líder en la iglesia tiene más impacto negativo, no quiere decir que no importe en otros creyentes, pero el anciano es visto como ejemplo a los creyentes (1 Timoteo 4:12) y, por lo tanto, debe cuidar su testimonio.
    • No soberbio: Aquí comenzamos con las características del anciano descritas en Tito capítulo 1 y que no aparece en 1 Timoteo capítulo 3. Debido a que la responsabilidad de un anciano es un servicio a Dios, éste debe ser humilde de carácter.
    • No iracundo: No es explosivo para airarse, sino amable.
    • Justo: es equitativo. No debe mostrar parcialidad, especialmente si está tratando situaciones o conflictos que puedan presentarse entre los hermanos.
    • Santo: apartado y consagrado a Dios, piadoso.
    • Dueño de sí mismo: Tiene control sobre sí mismo, puede referirse sobre sus deseos pecaminosos, sobre sus reacciones, sobre su tono de voz, etc. Que no se salga de sus cabales.
    • Retenedor de la palabra fiel: Es firme en sus convicciones y consistente en lo que enseña y práctica. No se deja llevar por lo que escucha en cualquier lugar.

Uno pudiera pensar que estas personas son perfectas, pero nada más lejos de la realidad. Hay integridad en su carácter y devoción al Señor. La realidad es que estas características no deben ser solamente de los ancianos u obispos, deben ser las características de todo creyente. Este es el comportamiento de un verdadero cristiano y el testimonio que debería tener. Sin embargo, en cuanto a los líderes, debido a que ellos deben ser ejemplos a otros, es necesario que sean más cuidadosos en su testimonio dentro del pueblo de Dios.

Ancianos – Hechos 11:30; 14:23; 15:2-23; 20:17-35; 21:18; 1 Timoteo 5:17; Tito 1:5; Santiago 5:14; 1 Pedro 5:1,5

La palabra ‘ancianos’ en el Nuevo Testamento puede referirse a (1) personas de avanzada edad, (2) los líderes entre el pueblo de Israel y (3) aquellos que presiden en la iglesia local. Es este tercer significado que quisiéramos considerar.

El diccionario Vine nos dice que es la palabra griega ‘presbúteros’, de donde viene la palabra ‘presbiterio’. En cuanto a su significado:

“En las iglesias cristianas son aquellos que, habiendo sido  levantados y calificados por la obra del Espíritu Santo, son asignados a tener el cuidado espiritual y la supervisión o vigilancia en las iglesias. A éstos el término ‘obispos’ (en griego ‘episkopoi’) es aplicado (comparar Hechos 20:17 con Hechos 20:28, y Tito 1:5 con Tito 1:7), siendo el término obispo para indicar al naturaleza de su labor y anciano su madurez en experiencia espiritual. El diseño divino que se ve a lo largo del Nuevo Testamento fue para la pluralidad de ancianos asignados a cada iglesia (Hechos 14:23; 20:17; Filipenses 1:1; 1 Timoteo 5:17 y Tito 1:5).

Al estudiar las diferentes referencias nos daremos cuenta de las responsabilidades que tienen los ancianos.

En Hechos 11:30 leemos que la ofrenda hecha por los creyentes de la iglesia en Antioquía. Ellos determinaron enviar una ofrenda a los creyentes en Jerusalén, y se la hicieron llegar por mano de Bernabé y Saulo “a los ancianos”. Ellos tenían la responsabilidad de administrar aquella ofrenda y distribuirla de manera correcta de acuerdo con las necesidades de los creyentes. Los ancianos (no uno solo de ellos) son responsables por la manera en que se maneja el dinero de las ofrendas de la iglesia.

En Hechos 14:23 leemos que Pablo y Bernabé establecieron ancianos (plural) estas primeras iglesias de su primer viaje misionero. Cada iglesia tenía varios ancianos, y éstos eran responsables delante del Señor por su labor como guía a la iglesia. No había pasado mucho tiempo desde que estas iglesias fueron fundadas y, por lo tanto, no había creyentes que tuvieran muchos años en los caminos del Señor, sin embargo, podía ser tiempo suficiente para que se observara crecimiento espiritual en algunos de ellos que podían ejercer la responsabilidad de ancianos cumpliendo también los requisitos que ya hemos mencionado.

Hay algo más que podemos aprender de este pasaje. La primera es que la iglesia fue formada sin haber ancianos. Esto mismo ocurrió en Creta, por lo que el apóstol Pablo envió con este propósito a Tito (Tito 1:5). La formación de una asamblea no debe estar condicionada a si hay ancianos o no.

Este pasaje en Hechos 14:23 y en Tito 1:5 lo demuestra. Claro está, que no es lo ideal que una iglesia permanezca por mucho tiempo sin ancianos (el tiempo exacto no está determinado en las Escrituras, y dependerá mucho de las características de cada obra), ya que las ovejas sin pastor rápidamente perderán el rumbo y se dispersarán. Debo decir que si, al momento de formar la iglesia, ya hay creyentes con madurez espiritual y aptos para ser ancianos, la iglesia puede ser formada ya con ancianos establecidos.

En Hechos 15 leemos nuevamente de los ancianos de la iglesia en Jerusalén. Había un asunto que tratar a causa de algunos creyentes que habían salido de Jerusalén hacia Antioquía y estaban enseñando que era necesario circuncidarse y guardar la ley de Moisés para ser salvos. Pablo y Bernabé subieron a Jerusalén para tratar la cuestión y la conclusión que llegaron era que no era necesario guardar la ley para ser salvo. La palabra final vino de uno de los ancianos, Jacobo, hablando en nombre de los apóstoles y ancianos de la iglesia allí reunida (Hechos 15:22). De este pasaje podemos aprender que los ancianos son responsables por mantener la sana doctrina que se enseña en la iglesia y también por aquellos miembros de la iglesia que van a otro lugar para enseñar en otras iglesias. Un creyente que va de visita a otra iglesia debe rendir cuenta a los ancianos de su asamblea, esto incluye a misioneros que salen a predicar y a establecer iglesias en otros lugares.

En Hechos 20 encontramos un solemne discurso del apóstol Pablo a los ancianos de la iglesia en Éfeso. Primero quiero notar a Pablo como ejemplo de un líder. Aunque Pablo no era anciano de la iglesia en Éfeso, él era misionero y predicador, además que había sido anciano en la iglesia en Antioquía antes de salir a sus viajes misioneros (Hechos 13:1-3). Pablo expone cómo él se ha conducido todo el tiempo que estuvo en Éfeso (v.18). Una vida transparente e íntegra para con otros. Su servicio fue con humildad /v.19) y esto le llevó a padecer muchas pruebas por el nombre del Señor (v.19) (¿está describiendo las características de un anciano? Sigamos leyendo). Todo lo que podía ser útil para los creyentes se los enseñó, así un anciano debe saber las necesidades de la iglesia para asegurarse que se enseñe todo el consejo de Dios (bien sea entre los mismos hermanos capacitados en la iglesia o invitando a algún maestro de las Escrituras para enseñar en la iglesia), no dejando por fuera ningún tema que sea útil y necesario para los creyentes (vv.20,27). Pablo se mantuvo activo en la predicación del evangelio. Los ancianos deben mantenerse activos en la evangelización. Una iglesia que no evangeliza es una iglesia débil. Pablo quería terminar su carrera con gozo y el ministerio que recibió del Señor (v.24), de la misma manera los ancianos deben tener esa meta.

La exhortación de Pablo a los ancianos en los versículos 28 al 30 es clave en todo este pasaje. Ellos debían tener mucho cuidado de sí mismos y también del pueblo de Dios, como un soldado en la primera línea de batalla vigilante al primer movimiento del enemigo. La iglesia iba a ser atacada y ellos debían estar alerta (v.28) (debemos saber que el diablo siempre está al acecho para atacar toda iglesia). El versículo 28 nos señala dos cosas más. Primero, es el Espíritu Santo quien pone a los ancianos, Él los instruye y los capacita para llevar a cabo la obra de Dios. Segundo, los ancianos están apacentando la iglesia del Señor, la cual Él ganó con su propia sangre. ¡Qué gran responsabilidad! No es cualquier tarea, es la iglesia del Señor, algo precioso delante de sus ojos y que le ha costado tan alto precio redimirnos. A los ancianos se les ha confiado un tesoro muy grande que tienen que cuidar, pero gracias a Dios por el Espíritu Santo que les ayudará a hacerlo. Dios no da una responsabilidad demasiado grande sin antes dar la capacidad para llevarla a cabo por medio de su Espíritu.

Había dos peligros para la iglesia en Éfeso, de lo cual los ancianos debían estar alerta. Ataque desde afuera: “entrarán en medio de vosotros lobos rapaces que no perdonarán al rebaño” (v.29). Personas, falsos cristianos, que fingirían piedad y que causarían mucho daño a la iglesia. Ataque desde adentro: “de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos”. Esto en efecto fue lo que ocurrió, por lo que más adelante el apóstol ruega a Timoteo que se quede en Éfeso para corregir el daño hecho por estos hombres. Este es el trasfondo de 1 Timoteo.

Llegamos al versículo 32, donde Pablo señala que la responsabilidad que tienen los ancianos es delante de Dios y de su Palabra. Ninguno es dueño de la iglesia, ni debe ejercer dominio sobre ella. Ningún anciano está por encima de la iglesia ni es independiente en sus decisiones, o lo que hace o dice. La Palabra de Dios es su única guía y autoridad, no olvidemos que el anciano rendirá cuenta delante de Dios.

Por último, en nuestra consideración de Hechos capítulo 20, es el ejemplo del apóstol a los ancianos y creyentes en Éfeso en cuanto a la generosidad. Él trabajaba para poder ayudar a los necesitados, porque fue la enseñanza dada por el mismo Señor Jesucristo: “Más bienaventurado es dar que recibir”.

Este pasaje termina con los ancianos abrazando a Pablo y llorando al despedirse. Después de todo lo que el apóstol había servido a los creyentes allí se había ganado el respeto y aprecio de otros. Esta es una gran satisfacción en el servicio de un anciano que ha hecho bien su labor y que, después de muchos años, encuentra el aprecio y respeto de los creyentes. Sin embargo, más importante que esto es el aprecio que Dios tiene por la obra del anciano y la recompensa que dará en el día de Jesucristo.

Continuamos con las referencias a los ancianos. La última en el libro de Hechos es en capítulo 21 y versículo 18. Pablo llegó a Jerusalén y relató a los ancianos “las cosas que Dios había hecho entre los gentiles por su ministerio”. Debe ser de interés para los ancianos conocer sobre la obra de Dios en otros lugares y así orar por las iglesias de otras regiones. Esto es motivo de glorificar a Dios.

Pasamos a los pasajes que están fuera del libro de los Hechos. En 1 Timoteo encontramos una referencia adicional a los ancianos en el capítulo 5 (aparte de los requisitos de los obispos en 1 Timoteo 3). Al principio del capítulo se dice: “no reprendas al anciano”, sin embargo, si vemos el contexto nos daremos cuenta de que se refiere a ancianos en edad, porque inmediatamente menciona: jóvenes, ancianas y jovencitas. Ahora, en el versículo 17 dice: “Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar”. Comencemos con la palabra ‘gobiernan’. Esta palabra quiere decir: “estar delante, presidir, liderar”. Es la misma palabra ‘gobernar’ que se usa en 1 Timoteo 3:5 para referirse al hogar. No quiere decir que el anciano sea una especie de gobernante tirano y autócrata. Al contrario, es uno que va adelante guiando el camino, dando el ejemplo y animando a los creyentes. ¡El Señor ayude a los ancianos a hacer bien su labor! Luego dice que “sean dignos de doble honor”, ¿qué significa ‘doble honor’? el versículo siguiente nos da luz en cuanto a su significado, porque dice: “digno es el obrero de su salario”. Esto no quiere decir que el anciano hay que darle doble salario, pero en cuanto a los que gobiernan bien tengan el honor de ganarse el respeto de los creyentes, y el honor de ser apoyados económicamente por su labor. Esto no significa que tengan salario de parte de la iglesia, pero sí apoyo económico. Muchas veces el anciano para poder cumplir su labor no puede dar más tiempo a su trabajo secular con el fin de atender las necesidades de la iglesia. Más aún si éstos trabajan en predicar y enseñar y requieren dedicar mucho tiempo para el estudio de las Escrituras, las visitas y la evangelización. Ellos están entregándose y sacrificándose para el beneficio de los creyentes, por lo que son tenidos por dignos de respeto y remuneración por parte de la iglesia. Esto no significa que el anciano impone a la iglesia un salario, o que lo exige, así como tampoco el aprecio por su obra no pueden exigirlo. Es la iglesia la que muestra generosidad a ellos de acuerdo con su capacidad para apoyarlo económicamente. No deja de ser importante recalcar que el apoyo económico no debe ser el móvil del anciano para hacer su labor, sino su amor al Señor y al pueblo del Señor.

En Santiago 5:14 leemos: “¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor”. Es el deber de los ancianos visitar a aquellos que están enfermos en la iglesia. Santiago lo enseña en su primer capítulo: “La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones” (Santiago 1:27). Entonces, no solamente los enfermos, pero todo el que esté pasando por pruebas, tribulaciones o soledad. También aquellos que estén desanimados. Los ancianos deben estar constantemente visitando los creyentes para servir de guía y apoyo a todos. Esto requiere tiempo, pero es el cuidado de los pastores sobre el rebaño de Dios.

Finalmente, tenemos la referencia de 1 Pedro 5:1-5 que nos presenta con importantes lecciones en este mismo tema. Pedro describe la manera de los ancianos de cuidar la iglesia: “Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey”. Amor, humildad, paciencia, consejo, consideración son algunas virtudes que el anciano debe desarrollar para el cuidado de la grey. Una buena comunión con el Señor y una buena apreciación por el pueblo del Señor le permitirá desarrollar estas cualidades.

Es un trabajo arduo, que muchas veces viene seguido de frustraciones, lágrimas, cansancio y constancia, y que algunas veces los resultados esperados no se ven aquí en la tierra. Ninguno de estos esfuerzos es pasado por alto por nuestro Señor Jesucristo. Dice Hebreos 6:10 – “Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún”. La recompensa vendrá en aquel día, cuando el Señor Jesucristo dará a cada uno conforme haya sido su fidelidad y servicio para Él.

Pastores – Hechos 20:28; 1 Pedro 5:2; Hebreos 13:7,17,24

La labor del pastor está asociada a la del anciano en Hechos 20:28 donde dice: “el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor” y en 1 Pedro 5:2 donde dice: “Apacentad la grey de Dios”. Esto nos hace ver el cuidado que tienen los ancianos por el pueblo de Dios, que es comparado con un rebaño de ovejas. El Señor Jesucristo es el Pastor perfecto de quien todo anciano debe tomar ejemplo. Los pastores velan por la alimentación, seguridad, cuidado y crecimiento de las ovejas de su rebaño, así es la labor de los ancianos o pastores.

Hemos hablado sobre los ancianos, sus características y responsabilidades. Ahora, en Hebreos 13 se nos habla es la responsabilidad de los creyentes hacia los ancianos.  Los pastores se mencionan tres veces en este capítulo. En el v.7 dice: “Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerar cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe”. ¡Qué bueno cuando los ancianos dejan un buen ejemplo para los creyentes! Al leer lo que Pablo dice a los ancianos en Hechos 20 nos damos cuenta lo que estos ancianos vieron en Pablo mientras estuvo con ellos. Les dejó un buen ejemplo y un legado que debían seguir. De esa manera los creyentes pueden considerar la conducta de un anciano e imitar su fe. En el v.17 dice: “Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso”. Hay creyentes que pareciera que su tarea fuera hacer el trabajo más difícil para los pastores. Están constantemente buscando conflicto, generando chismes, criticando, creando disputas o desanimando a otros. Luego se hacen las víctimas porque los pastores no los están visitando. La responsabilidad de los creyentes es de obedecer a los pastores y sujetarse a ellos. ¿Podría haber algún desacuerdo con ellos? Seguro que sí, de hecho, muchas veces lo hay. De una manera respetuosa se puede dar el punto de vista, pero recordar que quienes van a dar cuenta delante de Dios por el liderazgo de la iglesia son los ancianos. Es necesario orar por los ancianos también, para que puedan hacer su labor con alegría y no quejándose.

La última referencia está en el v.24 donde dice – “Saludad a todos los pastores”. ¡Cuán preciosa es la comunión del pueblo del Señor! En la iglesia debe haber armonía entre el liderazgo y los creyentes. El Señor ayude en cada iglesia a los ancianos a hacer su labor para la gloria del Señor. 
“Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria” (1 Pedro 5:4).

Miguel Mosquera

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