¿Estaba Dios cometiendo genocidio al mandar a Josué a destruir los pueblos cananeos?

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¿Estaba cometiendo Dios genocidio al mandar a Josué a matar a todos los cananeos?

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Son muchos los ataques que se han hecho hacia Dios por mandar a destruir o matar a pueblos enteros, como cuando Josué conquistó la tierra prometida.

Algunos cristianos tratan de arreglar el asunto diciendo que esta era la costumbre en las guerras de tiempos antiguos, pero esto no ayuda a resolver el problema, ya que fue un mandato directo de Dios a Josué de destruir a todos los habitantes de la tierra de Canaán.

El mandato de Dios fue:

“De las ciudades de estos pueblos que Jehová tu Dios te da por heredad, ninguna persona dejarás con vida, sino que los destruirás completamente: al heteo, al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo, como Jehová tu Dios te ha mandado” (Deuteronomio 20:16-17)

Y Josué hizo exactamente lo que Dios le dijo que hiciera:

“Y destruyeron a filo de espada todo lo que en la ciudad había; hombres y mujeres, jóvenes y viejos, hasta los bueyes, las ovejas y los asnos” (Josué 6:21)

“En aquel mismo día tomó Josué a Maceda, y la hirió a filo de espada, y mató a su rey; por completo los destruyó, con todo lo que en ella tenía vida, sin dejar nada” (Josué 10:28)

De la misma manera hicieron con las demás naciones que conquistaron (Josué 8:24-26; 10:29-40; 11:11,14).

Así que, efectivamente la instrucción de Dios era que el pueblo de Israel debía matar a todos los habitantes de las naciones que había en Canaán y eso fue lo que Josué hizo al conquistar la tierra prometida.

Ahora, antes de sacar conclusiones apresuradas y catalogar a Dios de genocida, comencemos definiendo la palabra ‘genocidio’. De acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española, el genocidio es el “Exterminio o eliminación sistemática de un grupo humano por motivo de raza, etnia, religión, política o nacionalidad”.

Es cierto que en esta ocasión los pueblos fueron exterminados completamente, pero ¿qué motivaba a Dios a hacer esto? Dios no mandó a eliminar estos pueblos por su raza, nacionalidad, ni siquiera por su religión. Dios estaba actuando en juicio contra la maldad.

Veamos quiénes eran los cananeos.

El PECADO de los cananeos

Dios le dijo al pueblo de Israel: “por la impiedad de estas naciones Jehová las arroja de delante de ti” (Deuteronomio 9:4). Dios estaba actuando en juicio contra las naciones cananeas que se habían entregado a la perversión, la injusticia y la maldad. Esto es muy diferente a cometer genocidio.

¿Qué cosas hacían ellos? La Biblia menciona algunas cosas que nos hacen ver lo grande y grave del pecado de los cananeos.

Adoraban a dioses falsos, entre los cuales estaba el dios Moloc. Dios dijo “no des hijo tuyo para ofrecerlo por fuego a Moloc” (Levítico 18:21). Parte del culto a Moloc incluía el sacrificio de niños y bebés al dios Moloc. La figura de Moloc era de un hombre con cabeza de buey en posición sentada y los brazos extendidos al frente. En las manos había una especie de plato llano de metal. En los sacrificios a Moloc era encendido un fuego debajo de este plato para que éste se calentara al rojo vivo y allí colocaban al bebé para sacrificarlo a Moloc, al momento que sonaban tambores para ahogar los gritos del bebé. (Diccionario Ilustrado de la Biblia Holman – Moloc).

Una de las naciones que, en los tiempos de Abraham, habitaba la tierra de Canaán eran Sodoma y Gomorra. En una ocasión dos visitantes llegaron a Sodoma y fueron recibidos por uno de sus habitantes, llamado Lot. Mientras los visitantes estaban en casa de Lot, los hombres de la ciudad rodearon la casa y, con violencia, obligaban a Lot para que sacara los dos visitantes con el fin de que ellos pudieran violarlos sexualmente. (La historia se encuentra en Génesis 19:2-5). Tal era la depravación sexual en la tierra de Canaán.

Con relación a la inmoralidad podemos citar también Levítico 18, donde se describe una serie de pecados sexuales que habían corrompido y pervertido incluso el núcleo familiar y que Dios llama “abominación” (algo repugnante y asqueroso) y “perversión” (bestialidad). Hablando de estos pecados Dios dice: “En ninguna de estas cosas os amancillaréis, pues en todas estas cosas se han corrompido las naciones que yo echo de delante de vosotros, y la tierra fue contaminada; y yo visité su maldad sobre ella, y la tierra vomitó sus moradores” (Levítico 18:24-25).

En Jueces capítulo 1 leemos de un rey cananeo llamado Adoni-bezec. Este rey había derrotado a 70 reyes, a quienes le cortó los pulgares de las manos y de los pies y los tenía como perros recogiendo migajas debajo de su mesa.

Otro incidente bíblico que nos enseña la maldad de los cananeos lo encontramos en Jueces 14 y 15. Sansón se casó con una filistea. Durante la fiesta de bodas Sansón propuso un enigma a 30 hombres de los filisteos, quienes al no poder descifrarlo amenazaron a la esposa de Sansón, diciendo: “Induce a tu marido a que nos declare este enigma, para que no te quememos a ti y a la casa de tu padre” (Jueces 14:15). Lograron descubrir el enigma y por eso no lo hicieron, pero muy bien estaban dispuestos a hacerlo y esto lo vemos en el siguiente capítulo. Un tiempo más tarde, el padre de la filistea dio a su hija por esposa al amigo de Sansón. Sansón en venganza quemó los sembradíos y las viñas y, en consecuencia, los filisteos quemaron vivos a la esposa de Sansón y su padre dentro de su casa (Jueces 15:6).

Estos son solamente algunos relatos de la maldad de estas naciones.

Dios estaba actuando en juicio contra las naciones cananeas que se habían entregado a la perversión, la injusticia y la maldad. Esto es muy diferente a cometer genocidio. Quien quiera levantarse en defensa de las naciones cananeas, entonces también debe levantarse a favor de todos los homicidas, violadores, pedófilos, abusadores de niños, políticos corruptos y criminales en general que viven hoy día y acusar a los jueces por osar impartir sentencias y juicios contra tales personas.

El ser humano es muy rápido para criticar a Dios por cualquier causa. Si Dios castiga el pecado, entonces es un homicida; si Dios no castiga el pecado, entonces no tiene ningún interés y es indiferente ante la maldad en el mundo.

Si Dios no castigara a estas naciones entonces sería indiferente contra el pecado. Sin embargo, lejos esté de Dios actuar injusta o indiferentemente hacia el mal – “de ningún modo tendrá por inocente al culpable” (Números 14:18).

A pesar del pecado de los cananeos, Dios les había dado oportunidad de arrepentirse.

La PACIENCIA de Dios

En Génesis 15:14 Dios le dice a Abraham – “aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí”. Los amorreos eran una de las naciones cananeas, y son colocados como ejemplo de maldad. Dios le dijo esto a Abraham unos 400 años antes de la conquista por Josué. Esto quiere decir que Dios estaba dando oportunidad a las naciones cananeas de arrepentirse.

Dios nunca se apresura para ejecutar su juicio. En su paciencia da la oportunidad al pecador de arrepentirse. Lo vemos en el diluvio, en el caso de los cananeos, cuando el pecado del pueblo de Israel y también en el juicio final. Dice 2 Pedro 3:9 – “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”. El problema es que los seres humanos no atienden a la voz de Dios y piensan que el juicio nunca va a venir.

¡Dios les dio 400 años a los cananeos para arrepentirse y ni aun así se volvieron a Dios, sino que siguieron en su pecado!

Dios es tan misericordioso que incluso cuando la ciudad de Jericó fue destruida la misericordia de Dios se manifestó al salvar a una mujer ramera, llamada Rahab, con toda su familia. Esta historia está en Josué 2:9-21 y 6:22-23.

La PENA del castigo

Siendo Dios el Juez de toda la tierra, tiene la autoridad de establecer la sentencia y el medio de ejecución.

En ocasiones Dios utilizó desastres naturales para llevar a cabo el juicio, como ocurrió en el diluvio (Génesis 6-7) o la destrucción de Sodoma y Gomorra (Génesis 19). En otras ocasiones utilizó enfermedades, como en el caso de los filisteos (1 Samuel 5:6). En otras ocasiones Dios utilizó naciones para llevar a cabo su juicio, como en el caso de los cananeos y el pueblo de Israel (libro de Josué) o el tiempo de la cautividad cuando los asirios o babilónicos ejecutaron el juicio de Dios sobre el pueblo de Israel (2 Reyes 17 y 25).

Cuando un juez no ejecuta la sentencia que le corresponde, inmediatamente es catalogado como un juez injusto. Dios es justo y tiene la autoridad como Creador y Juez del universo de impartir la justicia sobre la humanidad. Sea sobre un individuo, sobre un pueblo, o incluso, sobre la humanidad entera. “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad” (Romanos 1:18). El enojo y la indignación hacia el pecado es la respuesta adecuada hacia la maldad. Tristemente, los seres humanos solamente se enojan ante cierta clase de maldad, pero toleran la mayor parte del mal, sin darse cuenta. Dios no puede responder de esta manera porque Él es perfectamente justo.

Además de ser justo, tiene la autoridad de ejecutar juicio y debe hacerlo.

Podemos concluir que los cananeos eran pueblos injustos, violentos, perversos y que sacrificaban bebés vivos a sus dioses. Dios les dio oportunidad de arrepentirse, pero, en lugar de esto, continuaron en su pecado y maldad. Después de 400 años Dios, como Juez, ejecutó el juicio sobre ellos por su pecado.

La PROVISIÓN para los inocentes

Ahora, ¿qué de los inocentes?

Los únicos que pudiéramos catalogar como inocentes serían los bebés. Estamos hablando de estos bebés que eran abusados y sacrificados vivos ante los dioses paganos de los cananeos. Del resto, hemos visto que estos pueblos no eran nada inocentes. Incluso los jóvenes llegaban a ser partícipes de estas prácticas violentas y perversas (Génesis 19:4).

Entendemos, por pasajes como 2 Samuel 12, que los bebés sin conciencia de pecado van al cielo (Ver artículo de “¿Adónde van los bebés cuando mueren?). De manera que, estos bebés estaban pasando a un lugar mejor en la presencia de Dios.

Dios estaba ejecutando juicio sobre los malos y proveyendo refugio a los bebés inocentes. Eso es verdadera justicia.

Si quieres saber algo más o tienes algún comentario sobre esta u otra pregunta puedes contactarnos a info@salvoxgracia.com

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