Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. (Hebreos 11:8)
Génesis 12:5 nos dice “salieron para ir a tierra de Canaán; y a tierra de Canaán llegaron”. Esta declaración por sí sola parece muy sencilla, fue simplemente un viaje; pero cuando la miramos a la luz de Hebreos 11:8 nos damos cuenta que para Abraham no fue tan fácil ya que al momento de salir de su tierra natal, dejar la familia, el trabajo o negocios, una ciudad de prosperidad y placer, Abraham no sabía a dónde iba.
Sin embargo no se trata de que Abraham anduviera como un barco a la deriva que no tiene rumbo fijo, vagando de acá para allá. Abraham era un hombre de fe, y cuando vemos la definición de fe que nos da Hebreos 11 encontramos que la fe no es una idea vaga sobre un Dios que tiene dificultades de darse a entender al hombre, sino más bien una seguridad y firmeza sobre aquello sobre lo cual se tiene fe, aunque no lo podamos ver. Creo que si alguien le hubiese preguntado a Abraham cuando iba saliendo para dónde iba, él no hubiese contestado “no sé”, sino más bien hubiese dicho: “Dios me lo va a indicar”. Hay una gran diferencia.
Dios no quiere que vivamos una vida sin rumbo, donde desconozcamos totalmente cuál es el propósito de Dios con nosotros. Así es como vive el que no tiene a Cristo. Pero tampoco es vivir la vida donde pensemos que lo tenemos todo bajo nuestro control. Es dejar que Dios nos guíe y nos señale el camino paso a paso. Mientras más andemos por fe en nuestra vida cristiana, más conoceremos el poder y la guía de Dios. Como el pueblo de Israel caminando por el desierto, no tenían un mapa y una brújula, pero tenían una nube que los guiaba. Que nuestra oración hoy sea: “Señor por mi bien, yo quiero vivir un día a la vez”.
Romer Miguel Mosquera