En Romanos 4:2-3 leemos:
Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse, pero no para con Dios. Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justiciaRomanos 4:2-3
Si seguimos leyendo en Romanos capítulo 4 vamos a ver que es bastante claro que Pablo está demostrando que Abraham fue justificado por la fe.
Sin embargo, cuando llegamos a Santiago capítulo 2, encontramos lo que parecería una aparente contradicción:
¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?Santiago 2:21
Estos dos pasajes nos dejan una gran pregunta, ¿fue justificado Abraham por la fe o por las obras?
Algunos cierran un ojo a Romanos y solamente miran Santiago. Otros cierran el ojo a Santiago y solamente miran Romanos.
Veremos en este artículo que ambos pasajes no se contradicen, sino más bien se complementan. Pero, es necesario que nuestro entendimiento de estos dos pasajes corresponda con, al menos, tres cosas:
- El contexto histórico de la vida de Abraham
- El contexto en cada pasaje donde se mencionan (las epístolas de Romanos y Santiago)
- La enseñanza de las Escrituras
Teniendo esto en mente, comencemos…
El contexto histórico de la vida de Abraham
Tanto Pablo como Santiago citan a Abraham para defender su argumento, pero nos vamos a dar cuenta que citan diferentes eventos de la vida de Abraham. Romanos 4 hace referencia a Génesis capítulo 15, cuando Dios le da la promesa a Abraham que tendrá una descendencia como las estrellas del cielo. Santiago 2 hace referencia a Génesis 22, cuando Abraham ofreció a su hijo Isaac sobre el altar.
La secuencia cronológica de eventos nos señala que primero fue la promesa de Dios en Génesis 15 donde Abraham “creyó a Jehová, y le fue contado por justicia” (Génesis 15:6) y luego la prueba de Dios a Abraham de ofrecer a su hijo sobre el altar (Génesis 22).
En Génesis 15 vemos la fe de Abraham, en Génesis 22 vemos las obras de Abraham. No podemos saber el tiempo exacto, pero hay al menos más de 25 años de diferencia entre un evento y otro.
De aquí aprendemos que primero vino la fe, luego las obras.
El contexto en cada pasaje donde se mencionan
El apóstol Pablo dedica la primera parte del libro de Romanos para exponer la doctrina (o enseñanza) del evangelio. Después de exponernos la condición del ser humano delante de Dios en los capítulos 1 y 2, pasa a mostrar que la salvación no se puede recibir por las obras, sino por la fe en Jesucristo (esto lo muestra en repetidas ocasiones – Romanos 3:20,22,24,25). Al final del capítulo 3 nos da la conclusión de su exposición: “concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley” (Romanos 3:28). Claramente está diciendo que las obras no intervienen en la salvación.
En el capítulo 4, entonces, pasa a mostrarnos a Abraham como un ejemplo de la justificación por fe: “Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia”. Sin ninguna obra, simplemente recibió la Palabra de Dios por la fe, sin cuestionamientos.
Por otro lado, notamos que Pablo SÍ es específico en decirnos que no es por las obras
El resto del capítulo lo utiliza Pablo para reforzar la misma idea. En los vv.9-12 nos dice que Abraham ni siquiera había recibido la circuncisión cuando creyó a Dios y tampoco la circuncisión lo hizo más justo, sino que la circuncisión fue una señal para confirmar la promesa de Dios: “y recibió la circuncisión como señal, como sello de la justicia de la fe que tuvo estando incircunciso” (Romanos 4:11). Luego, en los vv.13-14 señala que tampoco la ley había sido dada, ¿cómo iba a saber Abraham que estaba siguiendo la ley de Dios? Aquí hacemos bien en citar las palabras de Gálatas 3:17-18, las cuales tratan sobre el mismo tema: “El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa. Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa; pero Dios la concedió a Abraham mediante la promesa”. Por el contexto de Romanos 4 podemos notar que las obras no justifican a una persona delante de Dios, ni tampoco es fe + obras lo que justifica a una persona ante Dios.
Por otro lado, notamos que Pablo SÍ es específico en decirnos que no es por las obras. No lo deja de manera ambigua para nuestra interpretación, sino que varias veces dice que ‘NO es por obras”.
Ahora, veamos lo que nos dice el contexto de Santiago capítulo 2. La epístola de Santiago está dirigida a la práctica en la vida cristiana. Hay un peso en el corazón del escritor que es ver a personas que dicen una cosa y hacen otra. Lo vemos en:
- Santiago 1:8, “el hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos”
- Santiago 1:11, “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos”
- Santiago 2:3-4, “miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: Siéntate tú aquí en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado; ¿no hacéis distinciones entre vosotros mismos, y venís a ser jueces con malos pensamientos?”
- Santiago 2:16, “y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?”.
De manera que las obras lo que hicieron fue evidenciar la fe de AbrahamCuando llegamos al pasaje que nos interesa, que es Santiago 2:18-24, notamos que el escritor nunca deja la fe fuera del asunto. Santiago NO está estableciendo en este pasaje la doctrina de la justificación por obras, repetimos: esto NO es la doctrina de la justificación por obras. Santiago está interesado en el lado práctico, para exhortar a sus lectores que una fe genuina debe hacerse evidente por medio de las obras y la obediencia a Dios y su Palabra. Esto lo vamos a notar en los vv. 24-25 cuando dice: “¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios”. De manera que las obras lo que hicieron fue evidenciar la fe de Abraham. Fíjese en las frases: “la fe actuó” y “la fe se perfeccionó”.
Cuando Santiago dice que “la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma”, no está predicando una salvación por obras, simplemente está diciendo que una persona que dice tener fe, pero no evidencia esa fe mediante su vida, lo más probable es que no tiene ninguna fe y, por lo tanto, no es salva. Y así hay todavía muchos el día de hoy. No es que tuvo fe, pero al no tener obras no completó la salvación, sino que esa persona nunca tuvo fe en Cristo y por lo tanto no fue salva, así que no va tener obras que evidencien su fe en Cristo. Esto concuerda con las palabras del Señor Jesucristo cuando dijo: “Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? … No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos” (Mateo 7:16,18).
La enseñanza de las Escrituras
Las Escrituras son claras en decirnos múltiples veces que la salvación es solamente por la fe en Jesucristo, sin las buenas obras:
- Juan 5:24 – “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida”
- Hechos 10:43 – “todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre”
- Romanos 6:23 – “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”
- Efesios 2:8-9 – “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”
- Tito 3:5 – “nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia”
Podríamos citar más versículos, pero estos serán suficientes para mostrarnos claramente que la salvación no es por obras, sino solamente por la fe en Jesucristo, quien es el Salvador del mundo. Tampoco la salvación es fe + obras, ya que esto echaría por tierra el resto de la enseñanza de la Palabra de Dios.
De manera que una persona que verdaderamente ha puesto su fe en Cristo como Salvador, va a evidenciar esa fe mediante su conducta y sus obras, como lo dice 2 Corintios 5:17, “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”.
Sin embargo, es necesario hace hincapié en que Dios sabe si una persona tiene su fe en Cristo o no. Él no necesita ver las obras para saberlo. Hay quienes hacen muchas buenas obras, y su esperanza está puesta en sus obras y no en Cristo. Un ejemplo claro de eso es aquel fariseo que estaba en pie orando en el templo (Lucas 18:9-13). Dios no puede ser burlado, Él sabe que esa persona no es salva.
Así que, concluimos que Abraham fue justificado por la fe solamente, sin las obras. Las obras tampoco completaron su salvación. Años más tarde, cuando fue probado, hizo evidente, y confirmó, por las obras, que su fe era genuina. Esa fe en Dios produjo como resultado las obras. Esto concuerda con el contexto histórico de la vida de Abraham, con el contexto de los libros de Romanos y Santiago y con la enseñanza de las Escrituras sobre el evangelio y la salvación.
Miguel Mosquera
Comparte este artículo