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Bautismo

La primera columna mencionada en Hechos 2:41 es “los que recibieron su palabra”, la cual es una referencia a la salvación, sin embargo, este tema lo tenemos explicado de una manera más amplia en un estudio aparte.

Después de la salvación es el bautismo, y el bautismo está estrechamente vinculado a la salvación: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Marcos 16:16). Es importante mencionar que el bautismo no es la salvación ni complementa la salvación (ver más sobre este tema en el siguiente artículo: ¿El bautismo salva?). Si fuera así el versículo diría: “mas el que no creyere y no fuere bautizado, será condenado”, sin embargo, el versículo dice: “el que no creyere, será condenado”. Esto está de acuerdo con versículos clave de la salvación como Juan 3:16, 3:36; 5:24; Hechos 16:31; Romanos 6:23. La salvación es solamente por la fe en el Señor Jesucristo, sin las obras (Efesios 2:8-9). El bautismo es una obra, una buena obra, que viene posterior a la salvación. Tenemos dos casos en la Biblia en los cuales confirmamos que el bautismo no es lo mismo que la salvación. El primer caso es alguien que fue salvo y no fue bautizado, el segundo caso es de alguien que fue bautizado cuando realmente no había sido genuinamente salvo. El primer caso está en Lucas 23:40-43 tenemos el caso del ladrón en la cruz, quien nunca llegó a ser bautizado y el Señor Jesucristo mismo le aseguró que estaría con Él en el paraíso. El segundo caso está en Hechos 8:13 tenemos el caso de un hombre llamado Simón, quien dijo haber creído en Cristo y luego fue bautizado, sin embargo, lo que el apóstol Pedro le dice (Hechos 8:21-23) evidencia que realmente no había sido salvo. El bautismo no tuvo ningún efecto en Él.

Habiendo dicho esto, quiero también enfatizar la importancia del bautismo, ya que es un mandamiento del Señor (como ya lo hemos visto en Marcos 16:16) y fue practicado por la iglesia en el principio. Todos los casos de personas salvas en el libro de Hechos de los apóstoles fueron bautizados (Hechos 2:41; 8:12,38; 9:18; 10:48; 16:15,33; 18:8; 19:5). Así que, el bautismo es el primer paso de obediencia de un creyente al identificarse con Cristo y dar testimonio público de su nueva vida.

Veremos el tema del bautismo con las siguientes preguntas:

  • ¿Quiénes pueden y deben ser bautizados?
  • ¿Cómo debe ser el bautismo?
  • ¿Qué significa el bautismo?
¿Quiénes pueden y deben ser bautizados?

El orden dado en Hechos 2:41 indica que el bautismo es después de la salvación: “los que recibieron su palabra fueron bautizados”. El bautismo es para personas que ya han sido salvas. Esto se ve en la comisión de Marcos 16:16 – “El que creyere y fuere bautizado”.

En Hechos capítulo 8 tenemos el caso de un hombre que quería ser bautizado sin haber sido salvo. Este etíope dijo: “Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado?” (Hechos 8:36). La respuesta de Felipe fue que debía ser salvo primero: “Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes” (v.37).

Todo verdadero creyente debe ser bautizado. Fue el mandato de Jesús a sus discípulos en la comisión de Mateo 28:19 – “haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”. Este es el caso de las personas mencionadas en el libro de Hechos que fueron salvas, las cuales fueron bautizadas luego de ser salvas (ver las citas arriba).

¿Cómo debe ser el bautismo?

W. E. Vine nos dice en su diccionario griego de palabras del Nuevo Testamento que la palabra “bautismo” es en griego “baptisma” y “consiste en el proceso de inmersión, sumersión y emersión”. La inmersión es introducir la persona en el agua. La sumersión es quedar completamente cubierto en el agua. La emersión es sacar la persona del agua.

Podemos ver ejemplos de esto en el Nuevo Testamento, donde es evidente que la persona era sumergida en el agua completamente. Juan el Bautista bautizaba en el río Jordán, porque era necesario que hubiese suficiente agua. El evangelio de Juan también nos señala de otro lugar donde Juan bautizaba – “Juan bautizaba también en Enón, junto a Salim, porque había allí muchas aguas” (Juan 3:23).

Cuando Jesús fue bautizado dice Mateo 3:16 – “Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua”. Allí se menciona la emersión, al decir: “subió luego del agua”. Esto nos indica que Jesús fue sumergido en el agua al ser bautizado.

Otro ejemplo de la manera en que debe ser realizado el bautismo lo encontramos en Hechos 8:38-39 – “y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó. Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe”. Aquí están las tres etapas: (1) Inmersión – “descendieron ambos al agua”; (2) Sumersión – “le bautizó”; (3) Emersión – “cuando subieron del agua”.

De acuerdo con la gran comisión en Mateo 28 el Señor Jesús dijo a sus discípulos: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mateo 28:19).

¿Qué significa el bautismo?

El bautismo es un acto público de testimonio en que un genuino creyente se identifica con Cristo en su muerte, sepultura y resurrección. Eso por esto que el bautismo debe ser realizado por inmersión, porque es la única manera de representar este símbolo de sepultura y resurrección.

El significado del bautismo es dado por el apóstol Pablo en Romanos capítulo 6:

“¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva” 
Romanos 6:3-4

La acción de ser sumergido es simbolizar alguien que ha muerto y está siendo sepultado. El símbolo de “estar muertos” tiene la idea de muertos al pecado, de manera que el pecado ya no se enseñorea de nosotros: “Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:11). Colosenses 2:12 nos dice que somos “sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos”.

Al salir del agua está simbolizando la resurrección y, por lo tanto, una nueva vida en Cristo. Es bueno que aclare que la nueva vida del creyente no comienza en el bautismo. El bautismo es solamente un testimonio público y visible. La nueva vida del creyente comienza desde el mismo momento de la salvación. Esto quiere decir que una persona no debe pensar: “el pecado en la vida del creyente no importa mucho siempre y cuando no haya sido bautizado, es después del bautismo que estoy comprometido a vivir una vida distinta”. Esto no es así, un genuino creyente comienza a vivir en santificación desde el momento en que es salvo. En el bautismo solamente lo está evidenciando públicamente.

Finalmente, quiero mencionar por lo que ya hemos explicado que todo indica que el bautismo de bebés es contrario al patrón dado por Dios en el Nuevo Testamento, debido a:

  • No hay ningún caso de bautismo de bebés en el Nuevo Testamento, ya que no tienen suficiente edad como para comprender el evangelio y poner su fe en Jesucristo (el caso de familias bautizadas no indica que hayan sido bebés quienes fueron bautizados. Pudieron haber sido jóvenes o incluso niños con edad suficiente para ser salvos por fe y entender el significado del bautismo)
  • El bautismo de bebés no es realizado por medio de inmersión y, por definición, ni siquiera debe considerarse bautismo
  • Al no ser realizado por inmersión carece de significado de acuerdo a lo explicado por el apóstol Pablo en Romanos capítulo 6.

(Ver más sobre las razones por las que el bautismo de bebés no es bíblico en el siguiente artículo: 5 razones por las que el bautismo de bebés no es bíblico)

Miguel Mosquera

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