Hay muchas parejas jóvenes llenos de curiosidad y de presión grupal para “probar unas pocas cervezas” con sus amigos, siendo la razón que “no hay nada de malo siempre y cuando no te emborraches”. Muchas parejas jóvenes empezando en la vida familiar, se enfrentan a la presión de disfrutar un poco de vino y champaña con una buena comida como parte de un estilo de vida más sofisticado. Les hace encajar más fácilmente dentro de su círculo social. Es mi más profunda oración que el Señor use este artículo para hacer que den un paso atrás y vean seriamente la enseñanza de las Escrituras en cuanto a este asunto y que, como resultado, vidas, testimonios, familias y asambleas sean preservadas de la devastación y destrucción causadas por el alcohol y las tragedias subsecuentes.
Debemos reconocer que hay algunas cosas críticamente importantes que las Escrituras enseñan muy, pero muy claro.
Emborracharse es pecado
En primer lugar, las Escrituras declaran categórica, enfática e indiscutiblemente que ¡emborracharse es pecado! Pablo identifica la borrachera como uno de las “obras de las tinieblas” y “deseos de la carne”, vinculándola con cosas tales como orgías, inmoralidad sexual y desórdenes. “La no
che está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne” (Romanos 13:12-14).
Para los creyentes en Corinto la borrachera era una de las características de sus días pasados como impíos, y vinculado por Pablo con otros comportamientos viles y pecaminosos. “No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios” (1 Corintios 6:9-11).
La borrachera hace que una persona no esté apta para la comunión en una asamblea local (1 Corintios 5:11). Está también identificada en Gálatas 5:21 como una de las “obras de la carne”.
Peligro y Perjuicio
En segundo lugar las Escrituras enseñan claramente que las bebidas alcohólicas poseen un peligro sutil y siniestro, prometer placer pero al final llevar al desastre. “No mires al vino cuando rojea, Cuando resplandece su color en la copa. Se entra suavemente; Mas al fin como serpiente morderá, Y como áspid dará dolor” (Proverbios 23:31-32). Es una trampa peligrosa creer que puedes controlar el alcohol, la Biblia deja en claro que el alcohol te puede controlar a ti.
Las Escrituras mencionan numerosos ejemplos de resultados vergonzosos, deshonrosos y desastrosos de aquellos que fueron atraídos y engañados a través del consumo del alcohol. La experiencia de Noé, en particular, demuestra dramáticamente la pecaminosidad y vergüenza de la borrachera y el peligro siniestro del alcohol. Esta es la primera ocasión que leemos del vino en las Escrituras y, siguiendo la regla de la primera mención, debemos prestar atención cuidadosamente a las lecciones aprendidas en este trágico incidente. Hacemos bien en mirar la experiencia de Noé en Génesis 9:20-21: “Después comenzó Noé a labrar la tierra, y plantó una viña; y bebió del vino, y se embriagó, y estaba descubierto en medio de su tienda”. Este gran hombre de Dios había servido fielmente al Señor y fue usado de una manera única en la preservación de la vida en la tierra a lo largo del diluvio. Aun así deslizó trágicamente y a través del engaño y traición del alcohol encontramos a este fiel espiritual desnudo y borracho en su tienda, ajeno a su condición vergonzosa y totalmente inconsciente de su entorno. La caída trágica de Noé dio oportunidad a su hijo para pecar y el resultado de la maldición trajo un daño permanente e irreversible.
Agrega a esto las experiencias de Lot (Gén. 19:33), Nabal (1 Sam. 25:36), Ela, rey de Israel (1 Rey 16:9) y Belsasar (Dan. 5:23). El consumo del alcohol está intrínsecamente ligado a la pérdida de control y al comienzo de un comportamiento desmedido. Esta es la idea central de la exhortación: “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu” (Efesios 5:18).
¿Bebiendo con Moderación?
No juegues para nada con el alcohol ya que es engañoso, te puede llevar a un pecado grave y tiene la capacidad de destruirteIgualmente habrá algunos lectores que estarán inquietos en preguntar si beber con moderación sería razonable. Ninguno va a estar en desacuerdo que la borrachera es pecado y beber excesivamente es completamente inaceptable pero, ¿las Escrituras prohíben beber con moderación? ¿Es seguro para nosotros presumir que se nos permite cualquier comportamiento que deseemos, siempre y cuando no esté explícitamente prohibido en las Escrituras? Por ejemplo, ¿las Escrituras prohíben específicamente el consumo de heroína o cocaína? En la gran mayoría de decisiones que hacemos cada día, no tenemos una dirección o prohibición específica y detallada en las Escrituras en cuanto al comportamiento que estamos asumiendo. Más bien, se nos dan principios escriturales muy claros que se espera que apliquemos inteligentemente y guiados por el Espíritu de Dios, a las decisiones que tomamos. Pablo escribe a los creyentes en Filipos, “Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo conocimiento, para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo” (Filipenses 1:9-10). Hebreos 5:14 describe a creyentes maduros como “los que los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal”. En el discernimiento de lo que las Escrituras enseñan acerca de bebidas alcohólicas, y muchos otros temas, debemos considerar, en oración y con mucho cuidado, la relevancia de los principios de la Palabra de Dios.
Huye de las Pasiones Juveniles
Las Escrituras son muy claras en instruirnos en la actitud apropiada hacia lo que puede conducirnos al pecado. Como ya habrá notado anteriormente, la borrachera es claramente un pecado. Romanos 13:12-13 lo incluye como una de las “obras de las tinieblas” y Gálatas 5:19-21 lo identifica como una de las “obras de la carne”. Somos advertidos a que “no proveáis para los deseos de la carne” (Romanos 13:14). En 2 Timoteo 2:22 somos exhortados a huir de las “pasiones juveniles”. Es muy difícil ver cómo éstas escrituras pueden ser tomadas como que significa: “está bien tomar unas pocas bebidas socialmente siempre y cuando no te emborraches”. Parece mucho más razonable tomarlo como que significa: “no juegues para nada con el alcohol ya que es engañoso, te puede llevar a un pecado grave y tiene la capacidad de destruirte”. “Huye” es una instrucción bastante clara, ¡no es para nada ambigua! No significa “está bien quedarte bien cerca, pero ten cuidado”. Significa “¡colócate y mantente lo más lejos posible!”
Auto Control Espiritual
Hay varios pasajes en el Nuevo Testamento que exhortan a los creyentes a estar sobrios (1 Tes. 5:6; 2 Tim 4:5; 1 Ped 1:13; 4:7; 5:8). Aun cuando en estos pasajes ciertamente la palabra se aplica de manera más amplia que sólo la relación con el consumo de bebidas alcohólicas, el significado raíz es inequívoco. La repetida exhortación a estar sobrios es que, como creyentes, estemos alerta, mentes claras, racionales y auto-controladas; estos son atributos del carácter que el consumo de alcohol rápidamente disminuye.
Esto es consistente con la enseñanza de Efesios 5:18: “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu”. Es interesante que la frase “no os embriaguéis” en este versículo no es el uso común del verbo para borrachera. El énfasis aquí no está solamente en el estado de borracho, sino también en el proceso que conlleva a esto. El comentarista W.E. Vine en su Diccionario Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento describe el verbo como “»un verbo incoativo, marcando el proceso del estado” ebrio. Una pregunta importante sería: “¿cuál es el proceso que lleva a una persona a estar borracho?” ¡Beber! ¿En qué etapa comienza este proceso? ¡Con el primer trago!
Romanos 12:9 contiene una exhortación muy simple: “Aborreced lo malo”El consumo de alcohol lleva a disminuir la pena, falta de juicio, se desatan las restricciones morales y se pierde el auto control. No hay un número mágico de bebidas donde este proceso comienza. El Instituto Nacional de Información sobre Alcohol y Drogas en Estados Unidos publica “la tabla del deterioro” la cual, irónicamente, circula entre las Sociedades de Control de Licor en varios estados. Esbozado en letras grandes y gruesas debajo de estas tablas está la siguiente advertencia: “el descontrol comienza con la primera bebida”. Este argumento radical no está hecho por algún celoso promotor de la Biblia y de la religión, está siendo dada a conocer por la misma industria que provee el licor.
Aborrece el Mal
Romanos 12:9 contiene una exhortación muy simple: “Aborreced lo malo”. El verbo “aborrecer es bastante fuerte; significa literalmente “estremecerse con odio hacia algo”. Hay pocas cosas en la sociedad que son peores que el alcohol. Causa estragos en familias, individuos, comunidades y naciones enteras. Más de 100.000 muertes en Estados Unidos son causadas cada año por el consumo excesivo del alcohol. La Administración Nacional de la Seguridad del Tráfico en Autopistas en los Estados Unidos estima que una persona muere cada 33 minutos a lo largo del país en un accidente de tránsito relacionado con el alcohol. Adicionalmente 310.000 personas, cada año, quedan heridas en accidentes donde el alcohol es un factor. Como todos sabemos muy bien, los afectados no son solamente los que beben alcohol. Vidas inocentes son llevadas por conductores ebrios, niños y esposas son víctimas del abuso del alcohol en padres y esposos, asaltos violentos y crímenes perpetrados constantemente por quienes están bajo la influencia del alcohol. La instrucción para el creyente en las Escrituras es inequívocamente clara: ¡Aborreced lo malo! 1 Tesalonicenses 5:22 es incluso más directo: “Absteneos de toda especie de mal”.
Resiste la Presión
Uno de los principios que necesitamos evaluar honestamente y con franqueza en la decisión que hacemos relacionada con beber socialmente es: “¿Por qué voy a decidir beber?” Si la respuesta de esta pregunta incluye algún deseo de “encajar” entre los amigos o de evitar el estigma social o imitar el estilo de vida o los hábitos culinarios de las personas que me rodean, entonces necesito dar un paso atrás y ver estas fuerzas por lo que son. Las Escrituras dejan muy en claro que el mundo ejerce mucha presión en creyentes y busca moldearnos en todo momento. Resistir esta presión es absolutamente vital para la supervivencia espiritual. Aun si esta fuera la única razón para abstenerme de las bebidas alcohólicas, ¡sería más que suficiente!
No Tropieces
“Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite” (Romanos 14:21). Este es un principio importante en todo lo referente a la bebida social. Trágicamente, algunos creyentes son influenciados a beber alcohol no solamente por exponerse a incrédulos asociados a la escuela o al trabajo sino también por su círculo de amigos y mentores “cristianos”. Pocas cosas, aparte del alcohol, corren un riesgo más grande de causar que otro creyente tropiece o se debilite. Incluso cuando pienses que puedes controlar el consumo de alcohol y no tener inconveniente con el beber moderadamente, ¿qué si alguien en quien tienes influencia no tiene esa habilidad y desliza hacia un camino destructivo por el abuso del alcohol y todo lo que conlleva? ¿Estás preparado para asumir tal responsabilidad?
Pero, ¿qué en cuanto a…?
Algunos dirán: “¿No hizo el Señor Jesucristo un milagro de convertir el agua en vino? O ¿no le enseñó Pablo a Timoteo que tomara un poco de vino? Voy a animar al lector sincero a mirar estos pasajes cuidadosamente y considerar los argumentos mencionados escrituralmente. Ninguno presenta la justificación para el consumo de alcohol que es común en nuestra sociedad hoy día.
Algunos también dirán que en muchas culturas Europeas el consumo de alcohol es parte normal de la vida familiar. A éstos les diré respetuosamente “no estoy tratando con estas culturas”. Mi enfoque está en la cultura en América y mi oración y carga es por muchas vidas que se pueden salvar del dolor, destrucción y devastación que puede resultar del tomar la “primera bebida”.
Andrew Ussher
Tomado de Truth & Tidings
Usado con permiso
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