Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato1 Timoteo 6:13El Señor Jesucristo siempre será nuestro ejemplo a seguir. Era el ejemplo que Pablo seguía y de donde obtenía la fuerza para continuar en su vida cristiana. «Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo» (1 Corintios 11:1). Asimismo era el ejemplo para Timoteo, ya que en el versículo anterior (6:12) nos dice que Timoteo había hecho «la buena profesión delante de muchos testigos» y luego habla de Jesucristo y su «testimonio de la buena profesión ante Pilato». Así, de la misma manera, Cristo es nuestro ejemplo en todo.
Uno se maravilla de ver el gran contraste presentado en este versículo. Se nos da una de las características de Dios, como el «que da vida a todas las cosas». Si algo nos muestra la grandeza de Dios es su capacidad de dar vida. La misma existencia del universo se debe al poder de su palabra, «sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho» (Juan 1:3). Sin embargo, la muestra de la humillación de Cristo la encontramos en su crucifixión. En esta escena vemos a un hombre, aparentemente indefenso e impotente, siendo juzgado por Pilato.
Pero este versículo incluye muchos aspectos que Pablo ha tocado en su epístola. Cap. 1 tenemos que «la ley es buena, si uno la usa legítimamente». Los judíos no estaban usando la ley de forma legítima, sino que quebrantaron la ley para condenar y dar muerte a Cristo. Pilato preguntó: «¿eres Tú el Rey de los judíos?». No solamente el Rey de los judíos pero el «Rey de los siglos, inmortal, invisible» (1:17). Cap. 2 nos menciona el silencio de las hermanas en la congregación, no por no tener nada que decir sino en sujeción (2:11), nos hace pensar en el silencio de Cristo frente a Pilato, quien podía haber dicho mucho a Pilato, sin embargo, «enmudeció y no abrió su boca», sujetándose así a la voluntad de Dios. Cap. 3 nos presenta al anciano que debe ser «irreprensible». Qué mejor ejemplo de esto que Cristo siendo examinado por Pilato pero éste mismo reconoció «os lo traigo fuera, para que entendáis que ningún delito hallo en él» (Juan 19:4). Cap. 4 nos habla de los que «trabajamos y sufrimos oprobios», y nos hace recordar de cuando Pilato mandó a azotar al Señor. Cap. 5 nos dice de la que de verdad es viuda «ha quedado sola, espera en Dios». En medio de toda la injusticia que cometieron contra el Hijo de Dios, Él «cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente». Abandonado por sus discípulos y por el pueblo, nuestro bendito Salvador tenía su confianza plena en Dios. Cap. 6 refiere a los ricos «que no sean altivos». Nuestro Señor tenía la autoridad, el poder y el derecho de librarse pero no lo hizo, porque se había humillado «a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz» (Filipenses 2:8).
Nos impresiona como la vida de Cristo reflejaba de forma pura y perfecta la imagen de Dios y su Dios. Y tu vida, ¿qué refleja?
Miguel Mosquera
One Comment on “Buena Profesión”
Gracias hermanos amigos,desconocía este medio. Me fue de gran utilidad,con su permiso lo seguiré utilizando ,para instrucción y crecimiento ,en conocer la buena voluntad de nuestro buen padre Dios y de su amado hijo ,para con todos los que de corazón le buscamos.