Ahora he decidido en mi corazón hacer un pacto con el Señor, Dios de Israel, para que el ardor de su ira se aparte de nosotros2 Crónicas 29:10 (LBLA)
Seguramente al comienzo de este nuevo año hay muchas cosas que quisieras que fueran diferentes. Quizás cambiarías decisiones que tomaste el año pasado, cambiarías las circunstancias en las cuales este nuevo año comienza. Por supuesto, estas son cosas que ya no se pueden cambiar.
Ezequías era un joven de 25 años cuando comenzó a reinar y, ¡cómo hubiese querido que muchas cosas fueran diferentes en el comienzo de su reinado! Las circunstancias no eran las más favorables ya que su padre había sido un hombre que se había apartado de Dios para adorar los ídolos, había cerrado el templo y el pueblo de Judá había experimentado derrota tras derrota de parte de sus enemigos por haber dejado a Dios.
En lugar de comenzar cambiando las circunstancias o tratar de cambiar a cualquier otra persona, Ezequías comenzó con el anhelo de un cambio en su propio corazón. Lo primero que hizo, el primer mes del primer año fue abrir las puertas del templo, la casa de Dios (2 Crónicas 29:3). El cambio en su corazón implicaba poder establecer una relación sólida y abierta con Dios.
Si algo quieres ver diferente en este nuevo año tienes que comenzar cambiando tú mismo, que el cambio comience en tu corazón, estableciendo una relación transparente y cercana con Cristo. Es lo que pide Dios: «Dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos» (Proverbios 23:26).
Miguel Mosquera
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