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Cristo es completamente Dios

Por esto los judíos aun más procuraban matarle, porque no sólo quebrantaba el día de reposo, sino que también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a DiosJuan 5:18

 

Esta es como si fuera la gota que rebosó el vaso. Según las autoridades judías, el Señor tuvo el atrevimiento de sanar un hombre un día de reposo y decirle que tomara su lecho. Eso, para ellos, era inaceptable. Pero que ahora Él mismo diga que Dios es su propio Padre es algo que va más allá. Los judíos lo tenían más que claro: Jesús se está haciendo a sí mismo igual a Dios.

El Señor va a pronunciar un discurso que está lleno de declaraciones de igualdad entre Él y el Padre, confirmando precisamente que Él es Dios. Tiene la capacidad y la calidad de las obras del Padre: «todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente» (Jn 5:19). El Padre ha delegado al Hijo todo juicio: «Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo» (v. 22). Dios no comparte su gloria con nadie, ni permite que otro reciba la gloria que sólo Él merece, sin embargo, su deseo es que «todos honren al Hijo como honran al Padre» (v.23). Los versículos 21 y 26 nos muestran algo más en lo que el Hijo es igual al Padre: «Porque como el Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo a los que quiere da vida… Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo». En medio de todo esto también dice: «Porque el Padre ama al Hijo». Lo ama porque se agrada de Él. Si lo que el Señor estuviera diciendo no fuera cierto o fuera una exageración, el Padre no se agradara del Hijo.

¿Cómo sabemos que esto es cierto? El Padre lo confirma: «el Padre que me envió ha dado testimonio de mí» (v.37). Las señales que Él hacía lo confirman: «las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mí» (v.36). Las Escrituras lo confirman: «Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí» (v.39). La ley de Moisés lo confirma: «Porque si creyeseis a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él» (v.46).

¿No es esta una razón de maravillarnos y postrarnos en adoración? Cristo es completamente Dios.

Miguel Mosquera

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