Cristo el Señor

Todo el que es salvo ha recibido a Cristo como Salvador y también como Señor. Como Salvador para el perdón de sus pecados y ser llamado hijo de Dios (Juan 1:12), y como Señor para obedecerle y ser su discípulo (Colosenses 2:6).

Este doble título de Señor y Salvador fue anunciado por los ángeles en su nacimiento: “os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor” (Lucas 2:11). También el apóstol Pedro lo menciona varias veces en su segunda epístola: “el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo” (2 Pedro 1:11; 2:20; 3:2; 3:18).

Entonces, al haber recibido a Cristo como Señor debemos estar dispuestos a obedecer sus mandamientos. Nuestra obediencia a Él es una evidencia de nuestro amor a Él (Juan 14:15). Miremos su conducta, imitemos su ejemplo, escuchemos sus palabras y sigamos sus pisadas. El mismo momento de su conversión, Pablo preguntó: “Señor, ¿qué quieres que yo haga?” (Hechos 9:6), y este debe seguir siendo nuestra meta, la de cumplir la voluntad del Señor en nuestras vidas.

¿Por qué te detienes? Ya que “habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él”.

Seguid a Jesús, andad en su luz, 
sed fieles a Cristo el Señor. 
Servidle de amor, luchad con valor, 
sed fieles a Cristo el Señor.

Miguel Mosquera