¿Qué hacer cuando hay conflictos personales entre dos creyentes?

Evitar parcialidad: Uno de los errores que cometemos de nuestras primeras respuestas es la de involucrarnos tomando parcialidad en el asunto y tratando de imponer nuestro criterio. Cuando hacemos esto, lo que conseguimos es un conflicto entre tres partes, en lugar de solamente dos. Bien dijo Salomón: “No entres apresuradamente en pleito, no sea que no sepas qué hacer al fin, después que tu prójimo te haya avergonzado” (Proverbios 25:8).

Alinearnos a la voluntad y la Palabra del Señor: El apóstol Pablo hace un ruego a Evodia y a Síntique para que sean de un mismo sentir. El sentido aquí es ser de ‘una misma mente’. ¿Cuál mente? ¿La de Evodia o la de Síntique? Ninguna de las dos, una misma mente en el Señor. No es Síntique la que tiene que hacer caso a Evodia. Tampoco era Evodia la que tenía que hacerle caso a Síntique. Ambas tenían que alinear sus mentes a la mente del Señor. Lo importante no es la opinión o la posición de una o de la otra, sino la voluntad del Señor, la Palabra del Señor y el testimonio del nombre del Señor.

Ocuparnos en el servicio al Señor: El enemigo quiere estorbar y detener la obra del evangelio y una de sus armas es el conflicto entre los hermanos. Evodia y Síntique habían laborado juntas en el evangelio, pero ahora un problema personal las estaba distrayendo de su servicio al Señor.

Seamos de un mismo sentir en el Señor, una mente con Cristo. Esa es nuestra prioridad.

Cuando mi mente vague,
ya incierta, ya veloz,
concédeme que escuche,
Señor, tu clara voz.
Anímame si paro,
inspírame también;
repréndeme si temo
en todo hacer el bien.

Miguel Mosquera