¡Oh Señor Jehová! ¿y tú me has dicho: Cómprate la heredad por dinero, y pon testigos; aunque la ciudad sea entregada en manos de los caldeos?Jeremías 32:25
Jeremías profetizó al pueblo de Judá que iban a caer en manos de Babilonia y el consejo de Dios era que el pueblo saliera voluntariamente de Jerusalén y se pasara al ejército de Babilonia. Debido a su mensaje Jeremías estaba preso. La causa de Israel estaba perdida. Entonces Dios le dice a Jeremías que compre una heredad en Israel pagando su justo precio. Comprar una propiedad en tales circunstancias era algo que, desde la perspectiva humana, no tenía sentido.
Es posible que haya ocasiones en que nos sintamos de la misma manera que Jeremías. ¿Por qué está sucediendo esto? ¿Por qué yo? ¿Por qué ahora? Las preguntas llenan nuestra mente y no parecen haber respuestas. Estamos convencidos que es la voluntad de Dios, sin embargo, no hace sentido. Jeremías nos enseña mucho en esta ocasión.
Convencido de la voluntad de Dios la cumplió
Jeremías dice en el v.8 que “conocí que era la palabra de Jehová”. Tenía la plena convicción. A pesar que no entendía todas las razones de lo que estaba haciendo estaba dispuesto a hacer la voluntad de Dios. ¿Estamos dispuestos a pagar el precio de hacer la voluntad de Dios aunque no entendamos todas las razones de su plan? Contender con Dios por su voluntad no nos lleva a ningún lado.
Oró a Jehová
Luego de la compra Jeremías oró a Jehová. La oración no deja de tener importancia para cada creyente. Debe ser una respuesta necesaria ante toda situación en que nos encontremos y parte de nuestra vida cristiana. La oración no es solamente para casos de emergencia sino una línea de comunicación constante con Dios.
En su oración dedica 8 versículos a alabar a Dios porque su palabra se ha cumplido. Reconoce sus obras, su grandeza y su poder. Dios sigue siendo un gran Dios para Jeremías a pesar de que no tiene todas las respuestas.
Dios confirma su promesa
Israel regresaría a habitar su tierra. Dios cumpliría su promesa, por eso le había dicho a Jeremías que comprara esa heredad como manera de confirmar su promesa a su pueblo. En el siguiente capítulo Dios le dice a Jeremías: “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces” (Jeremías 33:3).
Jeremías no lo entendía todo, pero esta era una manera de acercarse más a Dios y buscar su presencia. Dios le enseñaría maravillas que Jeremías no conocía. En momentos de incertidumbre, acércate a Dios, engrandece su nombre y Él te enseñará cosas grandes y ocultas que tú no conoces.
Miguel Mosquera
Compartir