Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y decís: Este es un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadoresLucas 7:34
En su afán por criticar al Señor Jesucristo los fariseos buscaban cualquier cosa. Criticaban a Juan el Bautista por no comer pan ni beber vino. El Señor comía y bebía y ellos lo exageraban para utilizarlo como crítica: “este es un hombre comilón y bebedor de vino”. El mensaje era: “este hombre no tiene control sobre sí mismo”. Hacían creer que Jesús llevaba una vida desordenada.
¡Cómo sería para el santo Hijo de Dios experimentar este tipo de calumnia! Las palabras de estos hombres eran con el fin específico de hacerle daño y destruir su reputación. Seguramente buscaban también en Cristo una mala reacción, con el fin de acusarle.
La respuesta del Señor a estas críticas y calumnias nos hacen ver que Él tenía pleno control sobre sí mismo. Él no les responde de la misma manera como le tratan ellos. No se enoja con sus palabras y ni les devuelve el ataque. Con mansedumbre y templanza el Señor “no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente” (1 Pedro 2:23). Esta no es la manera en que el mundo lo hace, pero es cómo Él lo hizo.
Quizá haya alguno que ha experimentado esto mismo: que otros exageren los hechos y los saquen de contexto con el fin de hacernos daño. No podemos controlar lo que otros dicen, pero sí cómo reaccionamos. Es muy doloroso y el Señor lo sabe. Él lo experimentó, y nos enseña cómo podemos hacer frente a la situación.
Miguel Mosquera
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