Y el aspecto de sus caras era cara de hombre, y cara de león al lado derecho de los cuatro, y cara de buey a la izquierda en los cuatro; asimismo había en los cuatro cara de águila…. cada uno caminaba derecho hacia adelante; hacia donde el espíritu les movía que anduviesen, andaban; y cuando andaban, no se volvían. (Ezequiel 1:10-12)
La primera visión de Ezequiel fue de cuatro seres vivientes. Él describe el aspecto de ellos y su comportamiento. Quisiera notar tres cosas en cuanto a estos seres vivientes:
Su rectitud: “cada uno caminaba derecho hacia adelante… no se volvían”. No se distraían con nada ni había nada que les hiciera desviarse del camino que tenían que seguir. Uno puede ver el ambiente que rodeaba a estos seres vivientes, hay un viendo tempestuoso, hay fuego, pero ellos no se distraen. ¿Qué hizo a Pedro comenzar a hundirse en las aguas? Cuando quitó la mirada del Señor y empezó a ver las olas del mar (Mateo 14:30).
Su recorrido: “donde el espíritu les movía que anduviesen, andaban”. Ellos no seguían otra ruta que la que ya les había sido impuesta. No estaban perdidos, ni tampoco eran rebeldes para seguir el camino que ellos quisiesen. Uno puede ver como el Señor en su vida terrenal siempre iba adonde el Espíritu le llevase. Pablo nos exhorta que “Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu” (Gálatas 5:25).
Romer Miguel Mosquera