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Describiendo lo indescriptible

“La supereminente grandeza de su poder” - “las abundantes riquezas de su gracia” - “el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento”Efesios 1:9, 2:7 y 3:19

¿Cómo encontrar las palabras para describir a Dios quien es infinito en todo su Ser? Las palabras quedan cortas, inadecuadas e insuficientes para describir a Dios. Él es muy grande. En el libro de Efesios el apóstol Pablo utiliza palabras que no utilizamos con mucha frecuencia para describir características de Dios.

En cada capítulo utiliza esta palabra: ‘hyperbalo’, que quiere decir, algo que va más allá, trasciende, sobrepasa, excede. Nuestra mente no puede alcanzar a comprender la maravilla y grandeza de estas características de Dios. Es utilizada para describir el poder de Dios, su gracia y su amor.

En cuanto a su poder, se menciona en conexión con Dios y con nosotros los creyentes. Este tremendo poder fue el que operó en la resurrección y exaltación de Cristo. Una victoria indetenible sobre la muerte y la tumba, "por cuanto era imposible que fuese retenido por ella” (Hechos 2:24). En cuanto al creyente, está en conexión con la oración. ¿No es una maravilla que este gran poder que operó en la resurrección de Cristo esté disponible para el creyente por medio de la oración?

En cuanto a su gracia, Pablo pasa a describir en el capítulo 2 la trágica condición del hombre en sus pecados: muertos (v.1), hijos de desobediencia (v.2) e hijos de ira (v.3). La salvación es algo completamente inmerecido. Ante la oscuridad y depravación del corazón humano, Dios manifestó algo mucho más grande: su gracia, como dice Romanos 5:20 “cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia”.

Finalmente, habla del amor de Cristo. La magnitud de este amor es muy grande, tanto, que va más allá de nuestro conocimiento. Juan nos exhorta que “no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad” (1 Juan 3:18). Así fue como nos amó Cristo, dando su propia vida en la cruz por amor a nosotros. No hay mayor amor que este.

La maravilla del poder, la gracia y el amor de Dios se ven perfectamente en Cristo, “en Él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad”. ¡Qué gran Salvador!

Miguel Mosquera

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