Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de élHechos 2:22
En este versículo hay un gran contraste. Pedro comienza hablando de «Jesús nazareno». Nazaret era un lugar despreciado y de mala reputación entre el pueblo de Israel. Natanael dijo «¿De Nazaret puede salir algo de bueno?» (Juan 1:46). Tal era la fama de este lugar. Identificarse con Nazaret implicaba ser despreciado por los hombres. Así había dicho el profeta Isaías: «Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto» (Isaías 53:3).
Pero a quien el mundo despreció Dios aprobó y lo mostró públicamente mediante los milagros y maravillas que Él hacía. Nicodemo dijo «sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él» (Juan 3:2). Al ver los milagros «la gente se maravillaba, y decía: Nunca se ha visto cosa semejante en Israel» (Mateo 9:33), dando a entender que solamente Dios podía hacer estas maravillas. Pero si los milagros eran una evidencia pública de la aprobación de Dios con la vida de Cristo, entonces la resurrección de Cristo fue una evidencia pública que Dios estaba completamente satisfecho con su muerte en la cruz. Despreciado por lo hombres pero aprobado por Dios. ¡Qué gran Salvador!
Su vida fue perfecta,
muy grata en verdad.
Un ser jamás se ha visto
entre la humanidad.
Mas su vida no me salva,
aunque ungida con honor;
sino fue su sacrificio
con inigualable amor.
Miguel Mosquera
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