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Dios tiene el control

Así ha dicho Ciro rey de Persia: Jehová el Dios de los cielos me ha dado todos los reinos de la tierra, y me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá Esdras 1:2

Quien tiene el poder, tiene el control. Ciro es el rey de Persia, emperador del mundo. El reino medo-persa ha conquistado el gran imperio babilónico y Ciro es la cabeza de este nuevo imperio. Los ejércitos obedecen sus órdenes. Sus gobernadores, consejeros, generales y siervos están a su disposición para cumplir sus deseos. Parece tener el poder y parece tener el control, hasta que Uno por encima de él pone las cosas en la perspectiva correcta: Jehová el Dios de los cielos.

Nadie lo hubiese pensado de esta manera, pero este versículo nos muestra a un Ciro muy pequeño porque lo pone al lado de un Dios muy grande. Leemos de Jehová de los ejércitos, que nos señala su poder; aquí es Jehová Dios de los cielos, que nos señala su autoridad y soberanía. Ciro no puede llevarse el crédito de sus victorias porque es Dios quien le ha dado todos los reinos de la tierra. Además, es Dios quien dicta las instrucciones y Ciro quien las obedece. Dios está cumpliendo sus propósitos. Las circunstancias han cambiado de repente para el pueblo de Israel que había estado 70 años en cautiverio.

Dios tiene el poder, Dios tiene el control. Dice Proverbios 21:1, “Así está el corazón del rey en la mano de Jehová; a todo lo que quiere lo inclina”. Nos desanimamos al ver la injusticia que hay en los gobiernos, las leyes propuestas y aprobadas que son tan contrarias a las Escrituras.

Dios puede traer un cambio en cualquier momento porque Él tiene el poder para hacerlo. Oremos por los gobernantes, principalmente por su salvación. Sin embargo, recordemos que, como creyentes, no estamos esperando un cambio en las políticas de gobierno. Dios tiene un cambio mucho mejor para nosotros. “Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas” (Filipenses 3:21).

Tomemos ánimo, hermanos, Cristo viene. Ningún cambio puede ser mejor que este. “Sí, ven, Señor Jesús”.

Miguel Mosquera

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