Él es Dios. “Él es la imagen del Dios invisible” (Colosenses 1:15). El Hijo no es uno de los muchos dioses, ni tampoco un dios inferior al Dios Altísimo. Él es Dios. En Él habita “toda la plenitud de la deidad”. Él es Omnipotente, Omnipresente y Omnisciente. Él es santo, misericordioso, puro, justo, perfecto, poderoso, compasivo, protector, y así todas las características de Dios están en Él. Él es eterno, como dice “Él es antes de todas las cosas” (Colosenses 1:17). Él es amor. Él es Dios.
Él es el Creador. “Porque en Él fueron creadas todas las cosas... todo fue creado por medio de Él y para Él... y todas las cosas en Él subsisten” (Colosenses 1:16,17). Cristo es quien hizo el universo, visible e invisible, y lo hizo para su gloria, porque Él es Dios.
Él es el Salvador. Es una maravilla que este Ser tan grande y sublime haya sido quien vino a derramar su sangre en la cruz. Que tomó forma de hombre y habitó entre nosotros. Que sufrió por nuestros pecados, llevando el castigo divino. “Haciendo la paz mediante la sangre de su cruz” (Colosenses 1:20).
“Él es la Cabeza del cuerpo que es la iglesia” (Colosenses 1:18). Cristo está exaltado a la diestra de Dios. No hay otro hombre o criatura que se pueda igualar a Él.
Él es el Primogénito. No quiere decir que Cristo sea el primer ser creado, sino más bien que Él es el principal, “para que en todo tenga la preeminencia”. Él es digno de nuestra adoración y devoción. Que aprendamos hoy que todo no se trata de mí, sino de Él.
En Cristo amor abunda, en Él hay redención;
en Él maná diario, en Él consolación.
En Él hay paz y gozo, en Él tranquilidad;
en Él salud completa, en Él serenidad.
Miguel Mosquera
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