En cuanto a Dios, perfecto es su camino, Y acrisolada la palabra de Jehová; Escudo es a todos los que en él esperan… Dios es el que me ciñe de poder, Y quien hace perfecto mi caminoSalmo 18:30,32
¿El camino de Dios es perfecto? David era uno que podía tener esta interrogante. Él es quien escribe el salmo, pero en su vida experimentó muchas dificultades, persecución e injusticias mientras Saúl estaba buscando su vida.
De igual manera podía preguntarse José cuando estaba en la cárcel en Egipto. O Moisés mientras transitaba por el calor y las dificultades del desierto. Pedro y Juan al ser arrestados y amenazados por los sacerdotes. O Pablo y Silas con sus pies en el cepo en el calabozo de más adentro. El camino de Dios está lleno de esperas, injusticias de los hombres, obstáculos, batallas y muchos momentos donde nos preguntamos, ¿verdaderamente el camino de Dios es perfecto?
David había aprendido que todo tenía un propósito. Cualquiera fueran las circunstancias Dios era su apoyo. Si era el momento de atacar, Dios le ceñía de poder. Si era el momento de defender, Dios era su escudo. De manera que ese camino de dificultades sirvió para enseñar a David, para acercarle más a Dios y para glorificar a Dios en su vida.
¡Cristo es nuestro ejemplo. Su paciencia en la espera, su mansedumbre ante las injusticias, su confianza ante la adversidad. Dios está colocando estas circunstancias en nuestra vida para moldear nuestro carácter conforme al de nuestro Señor Jesucristo.
De manera, querido creyente, que cualquiera sean las circunstancias que estás encontrando en tu camino, recuerda: “en cuanto a Dios, perfecto es su camino”.
Dios cumplirá en mí su plan perfecto.
Su senda es buena y el final también.
Todo lo que sucede en mi vida
en armonía obra para bien.
Miguel Mosquera
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