Tres veces en el libro de Crónicas se hace mención del corazón de Josafat. Josafat fue un rey de Judá que hizo lo recto delante de Dios y anduvo en los caminos de David su padre.

Animación

La primera mención nos dice que ‘se animó su corazón’. Esto ocurrió al principio de su reinado y marcó, sin duda, el resto de su trayectoria como rey. A pesar de que su padre, el rey Asa, había sido un buen rey, al final de sus días Asa endureció su corazón hacia la palabra de Dios. Del pueblo de Judá se dice que “aún no había enderezado su corazón al Dios de sus padres” (2 Crónicas 20:33).

Aunque su padre no había dado un buen ejemplo y el pueblo no había enderezado su corazón, con todo Josafat encontró estímulo en los caminos de Jehová y animó su corazón para seguir a Dios.

Disposición

Josafat cometió errores. Uno de sus errores fue que hizo alianza con el rey perverso de Israel, Acab. Dios le reprendió por eso. Recordemos que “el Señor al que ama, disciplina” (Hebreos 12:6). Sin embargo, para que la corrección de Dios tenga un buen resultado en nuestro andar es necesario que haya disposición en nuestro corazón. Una buena actitud y humildad de corazón traerán como resultado corrección en nuestro andar.

Consagración

Una parte de su vida y corazón no era lo que Josafat quería, sino todo su corazón. Las últimas palabras sobre el corazón de Josafat fueron dichas por Jehú, mucho tiempo después de la muerte de este rey. Josafat fue conocido como un rey que consagró su vida a Dios. Lo que dijo Jehú resume la vida de Josafat: “quien de todo su corazón buscó a Jehová”.

Que nuestro corazón sea como el de Josafat.

Miguel Mosquera