Icono del sitio salvo X gracia

El Dios Invisible

Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible. (Hebreos 11:27)

El mundo el día de hoy basa sus convicciones y sus creencias únicamente en lo que pueden ver, es por eso que se les hace tan difícil creer en Dios. Es claro que Dios es invisible, como el Señor mismo se lo dijo a la mujer samaritana: “Dios es espíritu” (Juan 4:24). Es por eso que al principio del capítulo el escritor nos dice claramente que “sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay” (v. 6). Nuestro versículo también nos habla de Dios como “el Invisible” pero, ¿realmente Dios era invisible para Moisés? Creo que no. Aunque Moisés no le había visto, había hablado con Él, había visto a Dios manifestarse de muchas maneras, incluso antes de Israel salir de Egipto. La zarza, las señales que Dios le dio cuando habló con él, las plagas en Egipto. Dios se había hecho muy visible para Moisés y es por eso que Moisés se sostuvo por la fe.

De igual manera Dios también se ha hecho muy visible a nosotros. Me vienen dos versículos a la mente: “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa” (Romanos 1:20) y también “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer” (Juan 1:18). La creación es una forma visible en que Dios se ha manifestado, cada elemento en la creación nos hace ver que hay uno que diseñó todas estas maravillas y es el Dios Altísimo, pero prueba más contundente que ésta es el mismo Señor Jesucristo. Él es el Hijo de Dios, la misma esencia de Dios, Cristo es “Dios con nosotros”; “Dios manifestado en carne”. Por eso el Señor dijo: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Juan 14:9).

Miguel Mosquera

Salir de la versión móvil