Truena Dios maravillosamente con su voz; Él hace grandes cosas, que nosotros no entendemos. Porque a la nieve dice: Desciende a la tierra; También a la llovizna, y a los aguaceros torrencialesJob 37:5-6
Dios está en control y camina por encima de todas estas cosas. Nos viene a la mente la ocasión en que el Señor Jesús caminó sobre las aguas violentas e inestables del mar de Galilea. Cristo puede usar una barca para pasar al otro lado del mar, como puede llegar caminando al medio del mar en tempestad. Él no se hunde, ni se llena de temor ante las olas. Los vientos se sujetan a su voz y aun las aguas no pasan de los límites que Él les ha puesto. Él tiene poder para calmar la tempestad como puede dejar que continúe su curso. Todo lo hace conforme a su perfecta voluntad. “¿Quién le ha prescrito su camino? ¿Y quién le dirá: Has hecho mal?” (Job 36:23).
Más allá de la densa niebla o de la torrencial lluvia está Dios; pongamos nuestra mirada en Él. Como le fue dicho al antiguo patriarca: “Escucha esto, Job; Detente, y considera las maravillas de Dios” (Job 37:14).
De maneras misteriosas
suele Dios aún obrar,
y así sus maravillas
por los suyos efectuar.
Él cabalga sobre nubes
y los vientos y tempestad
son sus siervos enviados
para hacer su voluntad.
Miguel Mosquera
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