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El Hijo que ama la sabiduría

El hombre que ama la sabiduría alegra a su padreProverbios 29:3

Salomón escribe este proverbio instruyendo a su hijo, y también a nosotros, sobre la importancia de la sabiduría en nuestras vidas. La sabiduría viene de Dios, como también dice: “Jehová da la sabiduría, y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia” (Proverbios 2:6).

El Señor Jesucristo es el ejemplo perfecto de uno que amó la sabiduría. El profeta Isaías habla proféticamente en cuanto al Siervo de Jehová, quien es el Señor Jesucristo, y dice “Jehová el Señor me dio lengua de sabios, para saber hablar palabras al cansado; despertará mañana tras mañana, despertará mi oído para que oiga como los sabios” (Isaías 50:4). Él se deleitaba en meditar en la ley de Dios.

Le vemos a los 12 años de edad ocupado en los negocios de su Padre, sentado con los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles. “Todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas” (Lucas 2:47). Es por eso que más adelante dice que “Jesús crecía en sabiduría” (Lucas 2:52). Durante su niñez y su juventud mostró su amor por la sabiduría.

Durante su ministerio también lo demostró. Quienes le oían “se maravillaban, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría y estos milagros?” (Mateo 13:54). Sus discursos y enseñanzas estaban llenos de la sabiduría de Dios. Buscaron hacerle caer en sus palabras haciéndole preguntas controversiales, pero quienes lo hicieron siempre quedaron maravillados por sus respuestas.

Es por esto que trajo alegría al corazón de su Padre. Dijo Dios por medio del profeta, “He aquí mi siervo... en quien mi alma tiene contentamiento” (Isaías 42:1). Dios mismo lo anunció públicamente en su bautismo, “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (Mateo 3:17).

Cristo es el Hijo que trajo alegría al corazón de su Padre, por todo lo que hizo, porque amaba la sabiduría. Con verdad dijo el apóstol Pablo: “Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios” (1 Corintios 1:24).

Miguel Mosquera

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