Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo? El que anda en integridad y hace justicia, y habla verdad en su corazónSalmo 15:1-2
Este corto salmo tiene mucho que decir sobre las características de un hombre íntegro. El tema es introducido mediante una pregunta: ¿quién tendría el gran privilegio de gozar de una relación estrecha con Dios y ser huésped en su casa?
La respuesta consta de 11 características de un hombre perfectamente íntegro. Comienza haciendo referencia a su carácter, su proceder y sus palabras. Alguien dijo que la integridad es hacer lo correcto aún cuando nadie está viendo. Esto refleja un temor de Dios que gobierna el proceder de la persona. Sigue mencionando que el hombre íntegro no hace daño con sus palabras, ni tampoco con sus acciones. Tampoco se deja llevar por el chisme y aprueba aquello que Dios aprueba. No cambia su manera de actuar por conveniencia para sacar mayor provecho a la situación, sino que actúa con justicia y rectitud.
El único que posee todas estas características de manera perfecta es el Señor Jesucristo. Es por eso que el ser humano es indigno de morar en la casa de Dios. Sin embargo, cuando somos salvos Dios nos imputa la justicia de Cristo por pura gracia. Entonces, una vez que somos salvos, Cristo viene a ser nuestro modelo de vida donde, por medio del Espíritu Santo, podemos reflejar el carácter de Cristo en nuestras vidas.
Seamos hombres y mujeres íntegros.
Quiero seguir las pisadas del Maestro,
quiero ir en pos de mi Rey y Señor;
y modelando por Él mi carácter
canto con gozo a mi Redentor.
Miguel Mosquera
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