Icono del sitio salvo X gracia

El Sumo Sacerdote

Si uno buscara la definición en un diccionario bíblico nos diría que un sacerdote es uno que sirve a Dios ofreciendo sacrificios.

Hay dos aspectos importantes en un sacerdote:

  • Sirve a Dios: es un mediador o intercesor entre los hombres y Dios. Constituido por Dios a favor de los hombres.
  • Ofrece sacrificios: los sacrificios es una parte esencial en el sacerdocio. El sumo sacerdote estaba ofreciendo constantemente los sacrificios en el tabernáculo y el templo.

En la Biblia vamos a encontrar que cuando Dios estableció el sacerdocio, había un sumo sacerdote y varios sacerdotes. El sumo sacerdote se distinguía entre los demás, llevaba las vestiduras de gloria y el efod, solamente el sumo sacerdote podía entrar en el Lugar Santísimo, una vez al año para expiar los pecados del pueblo.

Lo que vemos más adelante en los tiempos de David donde "Sadoc hijo de Ahitob y Ahimelec hijo de Abiatar eran sacerdotes" (2 Samuel 8:17) era contrario a lo que Dios había establecido. Igualmente se repite en los tiempos del Señor Jesucristo cuando fueron "sumos sacerdotes Anás y Caifás" (Lucas 3:2).

La elección del sumo sacerdote

Dios es quien constituyó el sacerdocio. Nadie toma esta honra sino el que es llamado por Dios. Es por eso que solamente existe dos líneas de sacerdocio: el de Aarón y el de Melquisedec.

La palabra ‘orden’ significa ‘un arreglo’, donde Dios establece la norma que regirá la sucesión de los sacerdotes. En el caso del orden de Aarón Dios dijo que se guiarán de acuerdo a la descendencia, la genealogía. Es decir, al morir un sumo sacerdote le seguiría su hijo, al igual que una dinastía. En el caso del orden de Melquisedec sería diferente, es un sacerdocio distinto y no está constituido conforme a la ley del mandamiento acerca de la descendencia. Por eso Cristo es sacerdote según el orden de Melquisedec, no por ser descendiente de Melquisedec, sino por haber sido declarado directamente por Dios, como dice Hebreos 5:6 “Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec”.

El versículo citado nos da a entender que no hay, ni habrá, más sacerdote después del Señor Jesucristo, ya que Él es “sacerdote para siempre”.

No hay ninguna base bíblica para darle a ningún hombre, hoy día, el título de sumo pontífice (o sumo sacerdote), especialmente a alguien que no es descendiente de la familia de Aarón.

Características y Funciones del sumo sacerdote
  • Servir a Dios: El servía de mediador entre Dios y los hombres. Comunicaba la mente de Dios al pueblo y también ofrecía el sacrificio por los pecados del pueblo, para expiar los pecados del pueblo.
  • Dar bendición al pueblo: esto fue lo que hizo Melquisedec cuando se encontró con Abraham, le bendijo en el nombre del Dios Altísimo.
  • Comunicar la mente de Dios al pueblo: El sacerdote tenía la responsabilidad de consultar a Dios en cuanto a Su voluntad y hacerla saber al pueblo.
  • Presentar ofrendas y sacrificios por los pecados: Principalmente se refiere a la ofrenda de la expiación, donde el sumo sacerdote ofrecía un sacrificio por el pueblo. Era el único día que podía entrar en el Lugar Santísimo. Este día entraba tres veces: entraba con el incensario, luego entraba con la sangre del becerro que había sido ofrecido por sí mismo y finalmente entraba con la sangre del macho cabrío que había sido ofrecido por el pueblo.
    A esto se refiere Hebreos cuando dice que "Cristo no entró en el santuario hecho de manos, figura del verdadero sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios" (Hebreos 9:24).
El Ministerio Presente de Cristo como nuestro Gran Sumo Sacerdote

En cuanto a Cristo se nos dice que Él como sumo sacerdote es:

  • Misericordioso: la misericordia del Señor se relaciona con su humanidad. Esta es quizás una de las razones por las cuales Dios escogió a Aarón como sumo sacerdote en lugar de Moisés. Mientras Moisés estaba en el palacio de Faraón, Aarón estaba entre los israelitas sufriendo con ellos la esclavitud del pueblo. Es por eso que Hebreos 5 nos dice que "el sumo sacerdote es tomado de entre los hombres". Cristo vivió lo que era ser rechazado por otros, por su familia y por los de su pueblo. Lo que era ser acusado falsamente, ser ofendido, lo que era no tener posesiones materiales. Sufrió el ser criticado duramente. Es por eso que su corazón se conmueve cuando ve que nosotros pasamos por la misma situación. Haríamos bien en observar la manera que Cristo reaccionaba cuando le ocurrían estas cosas. Por ejemplo, cuando los samaritanos le rechazaron (Lucas 9:51-56).
  • Fiel: nunca nos va a fallar. Una garantía de esto es su vida indestructible. "Viviendo siempre para interceder por ellos" (Hebreos 7:25). El sumo sacerdote de Israel no fue fiel. Cuando Cristo estaba siendo juzgado era responsabilidad del sacerdote de hacer cumplir la ley de Dios. Si hubiese hecho esto el resultado hubiese sido diferente.
    Vamos a encontrar otras referencias a la fidelidad de Dios que en relación con la tentación: "fiel es Dios, que no nos dejará ser tentados más de lo que podéis resistir" (1 Corintios 10:13) , "fiel es el Señor, que os afirmará y guardará del mal" (2 Tesalonicenses 3:3) y "es poderoso para socorrer a los que son tentados" (Hebreos 2:18).
    Satanás quiere destruirnos y, muchas veces, quiere poner tentaciones que van más allá de nuestras fuerzas, pero Cristo no lo va a permitir. Esta es una de las razones por las cuales hay tentaciones y pruebas que vienen a algunos creyentes que son diferentes a las de otro creyente. Aun en la tentación no nos abandona, sino que está a nuestro lado para socorrernos. La fuerza que tenemos para vencer la tentación no es nuestra, sino que viene de Él. Es nuestra dependencia de Él lo que nos hará vencedores en la tentación. Entonces si estamos pasando por tentación o prueba debemos acudir a Él. Las Escrituras nos prometen que "si le fuéremos infiel, Él permanece fiel. Él no puede negarse a sí mismo" (2 Timoteo 2:13).
  • Paciente: Fallamos muchas veces. Principalmente por dos razones: por ignorancia y por extravío. Voluntaria o involuntariamente. Sin embargo, Cristo es paciente con nosotros, intercediendo siempre. No se cansa de ayudarnos, no tiene límite para su amor, ayuda y socorro.

Hebreos 4:14 nos dice “Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión”. Gran Sumo Sacerdote: Este es un título que solamente se le da al Señor Jesucristo. Lo eleva muy por encima de cualquier otro sumo sacerdote. Lo eleva incluso por encima de Melquisedec.

Cristo ha ofrecido un sacrificio perfecto que puede hacer perfectos para siempre a los santificados. Al morir Cristo el velo del templo se rasgó de arriba abajo. Así que Cristo nos abrió un camino nuevo y vivo y nos ha dado libertad de entrar en el Lugar Santísimo, en la presencia misma de Dios. Se sentó a la diestra de la Majestad en los cielos e intercede por nosotros en todo momento.

Miguel Mosquera
Imagen de portada y texto: Moses and the Tabernacle, por Sweet Publishing - www.freebibleimages.org

Compartir

Salir de la versión móvil