La policía de Auburn recibió una llamada aquel sábado 9 de junio de 2012, cerca de las 10 de la noche, porque hubo un tiroteo en uno de los apartamentos residenciales de la Universidad de Auburn, Alabama, USA. Al parecer un grupo de jóvenes se estaba divirtiendo en una fiesta cuando la alegría se interrumpió con una pelea. Uno de los muchachos disparó a otros de sus compañeros y, junto con otros dos, huyó de la escena del crimen. Las víctimas eran dos jugadores de futbol de la Universidad, ambos de 20 años. Cuando la policía llegó encontró uno de los jóvenes sin vida, el otro falleció luego en el hospital. La vida del ser humano es muy corta, en cualquier momento termina. Las personas hacen planes a futuro, visualizando una vida larga y llena de años sin saber que la muerte puede estar a la puerta. Con mucha certeza dijo Job «El hombre nacido de mujer, corto de días, y hastiado de sinsabores, sale como una flor y es cortado, y huye como la sombra y no permanece». (Job 14:1). Es por eso que debemos darle más importancia a la eternidad que a nuestra corta vida sobre la tierra. También Moisés dijo: «Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría» (Salmo 90:12).
Como sociedad, debemos aprender nuevamente el valor de una vida
La policía comenzó la investigación. Los comentarios de algunos presentes eran: «lo que era una fiesta y diversión, terminó en una masacre». Otro dijo «todo ocurrió en cuestión de segundos». Viendo aquellos dos cuerpos sin vida uno de los policías dijo «es muy triste ver que las vidas de estos jóvenes fue cortada tan temprano, el asesino también es un joven universitario. Como sociedad, debemos aprender nuevamente el valor de una vida».
Estimado lector, ¿cuánto vale tu vida? ¿Qué precio le has dado a tu vida? Somos pecadores delante de Dios, sin embargo Él valora nuestras vidas con un alto precio. No hay ninguna razón por la cual Dios tuviera que tenernos en alta estima. El salmista dijo «Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites?» (Salmo 8:2). Dios no nos dio conforme a lo que merecemos sino que pagó un precio costosísimo que ni el oro ni la plata se pueden comparar. En la cruz, Cristo pagó el precio de nuestra salvación derramando su sangre y entregando su vida por nosotros. La persona que no recibe a Cristo se pierde pero Dios no quiere que tú te pierdas. «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna» (Juan 3:16).
Muchos desperdician su vida en el alcohol, las fiestas, el disfrutar del mundo y pierden su alma. «Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?» (Marcos 8:36). Quizás algunos piensan que la vida consiste solamente lo que vemos y vivimos sobre la tierra y no ven que más allá de la muerte hay una eternidad: de salvación para los que aceptan a Cristo como Salvador o de perdición a los que, en su orgullo, deciden no recibir el perdón de sus pecados. Valora tu vida, acepta el regalo de la salvación que Dios te ofrece y asegura tu destino eterno en Cristo.
Miguel Mosquera