¿Es obligatorio dar el diezmo en la iglesia?
A lo largo de la Palabra de Dios encontramos ejemplos de la importancia de dar a Dios. No porque Dios necesite de lo que le damos, ya que él no “es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas” (Hechos 17:25). Dar a Dios es más una expresión de agradecimiento por lo que Él nos ha dado.
Sin embargo, hay quienes insisten en que los cristianos están obligados a dar el diezmo porque, de lo contrario, están robando a Dios, y usan versículos como Malaquías 3:8 para justificarlo (ya hablaré de este pasaje más adelante). El punto que quiero hacer aquí no es si el cristiano debe dar ofrenda a Dios, o puede dar el diez por ciento si es su deseo darlo. El punto principal de esta respuesta es si es OBLIGATORIO dar el diezmo, o si se considera que el cristiano está robando a Dios por no dar el diezmo.
¿Qué dice la Biblia en cuanto al diezmo como una obligación para el cristiano?
Veamos al menos 5 razones por las cuales el diezmo NO ES UNA OBLIGACIÓN para el cristiano:
1. Fue un mandamiento prescrito en la ley
Cuando Dios dio la ley SÍ lo hizo un mandamiento y obligatorio en la ley. Esto se hace bien claro en Levítico 27:30-34, Números 18:21-32 y en Deuteronomio 14:22-29. “Y el diezmo de la tierra… y todo diezmo de vacas o de ovejas… el diezmo será consagrado a Jehová… Éstos son los mandamientos que ordenó Jehová a Moisés para los hijos de Israel, en el monte Sinaí” (Levítico 27:30,32,34). El diezmo era para el sostenimiento de los levitas, debido a que la tribu de Leví, que servía en el santuario y el sacerdocio, no tenía heredad entre el pueblo de Israel.
En Números 18:26 se enseña que los levitas, que recibían los diezmos, tenían que dar el diezmo de los todos los diezmos que recibían. Ellos no estaban exentos de dar el diezmo.
Es Deuteronomio 14:28 se nos da otro detalle, y es que el diezmo anual no era lo único que el pueblo de Israel daba, sino también el diezmo de los productos de cada tres años.
Todos estos eran mandamientos de la ley, como lo explica Hebreos 7:5 – “Ciertamente los que de entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio, tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos SEGÚN LA LEY, es decir de sus hermanos” [énfasis del autor].
2. Este mandamiento estaba dirigido al pueblo de Israel en el Antiguo Testamento
Nunca estuvo dirigido a los gentiles, y tampoco fue dirigido a la Iglesia. En Levítico 27:34 dice: “Éstos son los mandamientos que ordenó Jehová a Moisés PARA LOS HIJOS DE ISRAEL” [énfasis del autor]. En Números 18:24,26,28 se dice lo mismo en tres ocasiones – “los diezmos de los hijos de Israel… Cuando toméis de los hijos de Israel los diezmos… vuestros diezmos que recibáis de los hijos de Israel”. Es bien claro que dice que era un mandamiento para «los hijos de Israel», es decir, los judíos; no la Iglesia. Ya hemos citado Hebreos 7:5 – “tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la ley, es decir de sus hermanos”. ¿De quién? De sus hermanos, esto es, los judíos.
3. No hay ninguna mención en el Nuevo Testamento de que el diezmo sea una obligación para el cristiano
Usted puede leer todo el libro de Hechos, donde se relata el comienzo de la iglesia y la expansión del evangelio y no encontrará ni una sola mención sobre dar el diezmo. Dicho sea de paso, que nunca tomaron dinero de aquellos que no eran salvos (2 Corintios 11:7-9). Tampoco se encuentran instrucciones en las epístolas sobre dar el diezmo.
4. El diezmo es contrario a la enseñanza del Nuevo Testamento sobre la ofrenda
Lo importante es que sí se nos dice cómo debe de ser la ofrenda de los cristianos, que es el punto que sigue.
El Nuevo Testamento indica claramente las instrucciones en cuanto la ofrenda a Dios: En 1 Corintios 16:1-4 y 2 Corintios capítulos 8 y 9 se nos dice cómo es la ofrenda de los cristianos, en particular 2 Corintios 9:7. En estos pasajes aprendemos al menos 4 cosas en cuanto a la ofrenda:
- ¿Cuándo? Cada primer día de la semana. La mayoría de los que piden diezmo lo hacen en todas las reuniones; del domingo y en la semana también.
- ¿Quiénes? Cada uno de vosotros. Debido a que el apóstol Pablo estaba escribiendo a una iglesia es de entender que la ofrenda es para creyentes en Cristo que forman parte de la iglesia, así que no se debe solicitar de los que no son salvos (2 Corintios 11:7; 2 Tesalonicenses 3:7-8; 3 Juan 7). Todo cristiano debe ofrendar a Dios. La mayoría de quienes piden el diezmo lo exigen tanto de la congregación como de los visitantes; creyentes e incrédulos.
- ¿Cómo? Ponga aparte algo. No es de lo que nos sobra, sino voluntariamente ponerlo aparte. En cuanto al diezmo: si hay que exigirlo, entonces ya no es voluntario.
- ¿Cuánto? Aquí está la parte que más nos interesa: “Según haya prosperado… según propuso en su corazón”. No se determina ninguna cantidad específica, sino que cada uno da lo que en su corazón ha decidido. Puede dar más del 10% o puede dar menos al 10%. Si alguien quiere dar el 10% eso ya queda a criterio de esa persona y a su disposición de corazón delante de Dios, pero no es una exigencia que tenga que ser esa cantidad. El diezmo es por definición el 10%, así que es contrario a la enseñanza del apóstol Pablo sobre la ofrenda: Según haya prosperado y según propuso en su corazón.
5. Nunca los discípulos ‘exigieron’ dinero de los creyentes
El apóstol Pablo escribe a los Corintios, diciendo: “Por tanto, tuve por necesario exhortar a los hermanos que fuesen primero a vosotros y preparasen primero vuestra generosidad antes prometida, para que esté lista como de generosidad, y no como de exigencia nuestra” (2 Corintios 9:5). Fíjese que el mismo apóstol no les exigió a los creyentes, sino que esperó que saliera de ellos ayudar a otros hermanos en la fe. En otra ocasión, la iglesia en Antioquía supo de una gran hambre que había en Judea, y dice: “Entonces los discípulos, cada uno conforme a lo que tenía, determinaron enviar socorro a los hermanos que habitaban en Judea” (Hechos 11:29). En ambas ocasiones salió de los creyentes ayudar a otros, nunca fue exigido hacerlo, mucho menos ninguno ‘exigió’ dinero de los incrédulos, ni siquiera porque estuvieran interesados en el evangelio.
Algunos toman el caso de Abraham y Jacob para decir que ellos dieron el diezmo antes de que la ley fuera dada por Moisés. De Abraham dice: “Y le dio Abram los diezmos de todo” (Génesis 14:20); luego se dice de Jacob: “Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti” (Génesis 28:22). En ambos casos el diezmo fue dado de manera voluntaria, salió de su corazón; no fue algo obligatorio ni había consecuencias por no darlo. Hay varias ocasiones en que Dios dio instrucciones tanto a Abraham como a Jacob, y en ninguna de ellas Dios le exigió que tuvieran que dar el diezmo. Cuando el escritor a los Hebreos toca el tema de Abraham cuando dio los diezmos, explica: “Considerad, pues, cuán grande era éste, a quien aun Abraham el patriarca dio diezmos del botín. Ciertamente los que de entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio, tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la ley, es decir de sus hermanos, aunque éstos también hayan salido de los lomos de Abraham” (Hebreos 7:4-5). Así que, está hablando que se trata de un asunto de la ley del pueblo de Israel.
Otro versículo muy usado es Malaquías 3:8, que dice: “¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas”. Con este versículo ponen una presión psicológica en la conciencia de la persona para que dé más. Sin embargo, los que utilizan este versículo para exigir los diezmos en la iglesia no parecen haber leído el versículo 9, donde dice: “Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado”. ¿Quiénes habían robado a Dios? La nación de Israel, porque a ellos se les exigía que dieran el diezmo. Nunca se dice esto a los creyentes.
Las palabras del Señor en Mateo 23:23 parece enseñar que Jesús está indicando que se debe dar diezmo – “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello”. Si bien el Señor Jesús los reprende por poner más importancia al diezmo que a la justicia, misericordia y fe; Él dice que no se debe dejar de diezmar lo que la ley requería. Ahora, uno de los principios de interpretación bíblica es saber a quiénes está dirigido un mensaje. Esto nos ayuda a conocer el contexto en que se está diciendo. El mensaje se dirige a los escribas y fariseos, quienes eran del pueblo de Israel y líderes religiosos de la nación. Para ellos era necesario obedecer los mandamientos de la ley, porque eran parte del pueblo de Israel. No es un mensaje dirigido a la Iglesia.
El diezmo no tiene ningún efecto sobre la salvación de una persona. La parábola del fariseo y el publicano nos enseña esto, ya que el fariseo cumplía con el diezmo: “ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano” (Lucas 18:12). Su cumplimiento con este mandamiento de la ley no le ayudó a acercarse a Dios ni a ser justificado.
El diezmo es un negocio que muchos predicadores emplean para enriquecerse y engañar a las multitudes. Prometen que Dios les va a bendecir materialmente por dar el diezmo (una promesa también hecha al pueblo de Israel, no a la Iglesia).
Hay quienes quieren dar más, como los corintios – “Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas” (2 Corintios 8:3), o como la viuda de Lucas 21:1-4; sin embargo, el diezmo limita a estas personas. Por otro lado, el diezmo exige más de quienes pueden dar esa cantidad, poniendo una carga sobre los cristianos (ver Hechos 15:10).
La cantidad que un cristiano haya dispuesto en su corazón dar a Dios debe quedar entre ese creyente y Dios (Mateo 6:2).
Un predicador que esté exigiendo el diezmo es un falso maestro, enseñando falsa doctrina, para su propia ganancia. De éstos escribió el apóstol Pablo, cuando dijo: “hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales” (1 Timoteo 6:5). La instrucción del apóstol Pablo es muy clara en cuánto a qué debemos hacer nosotros: “apártate de los tales”.
Miguel Mosquera
Si quieres saber algo más o tienes algún comentario sobre esta u otra pregunta puedes contactarnos a info@salvoxgracia.com
Compartir