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¿Es posible comunicarse con los muertos?

¿Es posible comunicarse con los muertos?

El mundo de los espíritus es un tema que causa mucha curiosidad, y a la vez mucha confusión, en las personas hoy día. Algunos dicen poder comunicarse con seres queridos (o alguna otra persona) que han muerto, quienes, dicen ellos, les han comunicado eventos futuros o aconsejado en determinadas situaciones.

Sin embargo, no debemos basar nuestra convicción en lo que las personas cuentan o dicen haber experimentado, sino que, independiente de lo que otros digan, la mejor fuente de información es la misma Palabra de Dios, y es allí donde encontraremos la respuesta.

Consideremos, entonces, tres cosas en relación a esta pregunta:

  • Dios aborrece esta práctica
  • Ahora, ¿es posible hacerlo?
  • ¿Qué es lo que ocurre cuando personas tratan de consultar a los muertos?
Dios aborrece esta práctica

Dios condenó estas prácticas e instruyó al pueblo de Israel que no hicieran como las naciones que habitaban en Canaán, ya que, debido a estos mismos pecados, Dios estaba echando a esos pueblos de la tierra
En Levítico y Deuteronomio Dios hace bien claro a la nación de Israel que no deben consultar a adivinos ni a agoreros (Levítico 19:26,31; Deuteronomio 18:10-14). La adivinación y consulta de los muertos está asociado al pecado de la idolatría. Es por eso que cada vez que se mencionan adivinos y agoreros Dios termina con la expresión “Yo Jehová tu Dios”. Allí están incluidos aquellos que “consultan a los muertos” (Levítico 19:31). (Hoy en día estas personas son mejor conocidas como médium).

Estas eran prácticas de las naciones en Canaán y de los dioses que ellos adoraban. Algunos de los dioses asociados a esta práctica eran Moloc (Levítico 20:1-6) y Dagón (1 Samuel 5:2; 6:1). Dios condenó estas prácticas e instruyó al pueblo de Israel que no hicieran como las naciones que habitaban en Canaán, ya que, debido a estos mismos pecados, Dios estaba echando a esos pueblos de la tierra.

Dios es el único que puede revelar el futuro. “Yo soy Dios... que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho” (Isaías 46:10). Así que, consultar a los espíritus es desconfiar de Dios y despreciar su palabra.

Tan grave era este pecado que el castigo para quienes lo practicaran era la muerte, tanto para quienes lo hacían – “Y el hombre o la mujer que evocare espíritus de muertos o se entregare a la adivinación, ha de morir; serán apedreados; su sangre será sobre ellos” (Levítico 20:27), como para quienes acudían a los adivinos y encantadores – “Y la persona que atendiere a encantadores o adivinos, para prostituirse tras de ellos, yo pondré mi rostro contra la tal persona, y la cortaré de entre su pueblo” (Levítico 20:6).  

Por lo tanto, el creyente debe mantenerse alejado de todo esto: “huid de la idolatría” (1 Corintios 10:14) e “Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén” (1 Juan 5:21).

Ahora, ¿es posible hacerlo?

Habiendo notado como Dios aborrece esta práctica todavía queda la pregunta: ¿es posible hacerlo?

Un pasaje que nos ayuda a aclarar esta duda es Lucas 16 cuando el Señor Jesús relata la historia del rico en el Hades. La petición de aquel rico era que Lázaro fuera enviado a sus cinco hermanos para testificarles, petición que le fue negada. Abraham declara enfáticamente que los vivos no recibirán comunicación de los muertos, la comunicación que necesitan está en las Escrituras.

¿Por qué una persona buscaría la dirección de algún espíritu cuando puede tener el consejo del mismo Dios de toda sabiduría?
En este pasaje, el Señor Jesucristo deja bien en claro que el destino de una persona después de la muerte es definitivo y no es posible salir de aquel lugar, ni para pasarse del cielo a la condenación, ni para pasar de la condenación al cielo, ni tampoco para pasar de la muerte a la vida.

Si esto es así, entonces ¿qué es lo que estas personas dicen ver cuando consultan a los muertos? Vayamos a nuestro tercer punto:

¿Qué es lo que ocurre cuando personas tratan de consultar a los muertos?

La idolatría va en contra del carácter supremo y único de Dios, como Aquel que es solo merecedor de la honra y adoración. El apóstol Pablo, escribiendo a los corintios, enseña que debemos huir de la idolatría. En los siguientes versículos pasa a explicar que “lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican” (1 Corintios 10:20).

En la ciudad de Filipos había una muchacha que “tenía espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando” (Hechos 16:16). Además de mostrarnos que esta práctica ha sido un negocio desde tiempos antiguos, nos demuestra que quien hablaba, engañando a las personas en Filipos, era un demonio. El apóstol echó fuera aquel demonio en el nombre de Jesucristo (Hechos 16:18).

La actividad de los demonios es algo real, incluso el día de hoy. Esto nos lleva a citar 1 Timoteo 4:1 “en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios”. El engaño es una de las herramientas más efectivas del enemigo, así que los demonios la utilizan mucho. Quienes dicen recibir comunicación del más allá, incluso escuchando las voces de sus seres queridos, no es más que la artimaña de demonios que se hacen pasar por personas con el fin de engañar. ¿Qué mejor manera de engañar a una persona cuando ésta escucha una voz que le es familiar?

El creyente debe alejarse de estas cosas. Adicionalmente a lo que ya se ha dicho, el consultar a los muertos es una manera de despreciar el consejo de Dios. Es decir, ¿por qué una persona buscaría la dirección de algún espíritu cuando puede tener el consejo del mismo Dios de toda sabiduría? Saúl recibió su castigo por dos cosas: primero, por su rebelión a la palabra de Dios; y segundo, porque consultó a una adivina, y no consultó a Jehová (1 Crónicas 10:13-14).

Ahora vemos un poco mejor el por qué Dios aborrece esta práctica. La carta a los Corintios también nos enseña: “No quiero que vosotros os hagáis partícipes con los demonios. No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios” (1 Corintios 10:20-21).

Miguel Mosquera

Si quieres saber algo más o tienes algún comentario sobre esta u otra pregunta puedes contactarnos a info@salvoxgracia.com

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