En Hechos 21:4 dice:
Y hallados los discípulos, nos quedamos allí siete días; y ellos decían a Pablo por el Espíritu, que no subiese a JerusalénHechos 21:4
A pesar de lo que nos dice este versículo vemos que Pablo prosiguió con sus planes de ir a Jerusalén donde fue arrestado. Uno se pregunta, ¿cometió un error Pablo al ir a Jerusalén pasando por alto esta advertencia?
No debemos pensar que el apóstol Pablo nunca cometía errores, sin embargo, un estudio más detallado del contexto nos dará la respuesta.
Hay dos referencias que nos hablan exactamente lo que el Espíritu Santo estaba comunicando:
En esta primera referencia el apóstol está hablado con los ancianos de la iglesia en Éfeso:
Ahora, he aquí, ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer; salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y tribulacionesHechos 20:22-23
Más adelante, en casa de Felipe el evangelista, un profeta llamado Agabo tomó el cinto de Pablo y se ató los pies y las manos, y dijo:
Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varón de quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentilesHechos 21:11
El mensaje exacto del Espíritu Santo era que Pablo sufriría y sería arrestado en Jerusalén. De manera que, lo que leemos en Hechos 21:4 no era el mensaje que estaba comunicando el Espíritu Santo, sino más bien lo que los hermanos interpretaron de lo que el Espíritu decía.
Este mensaje fue tomado por los hermanos como una indicación de que el Espíritu Santo estaba diciéndole a Pablo que no subiese a Jerusalén, pero esto no era lo que el Espíritu Santo dijo, sino lo que los hermanos entendieron del mensaje que el Espíritu Santo había dado. De la misma manera, en casa de Felipe, el Espíritu Santo volvió a dar el mismo mensaje y los hermanos reaccionaron de la misma manera:
“Al oír esto, le rogamos nosotros y los de aquel lugar, que no subiese a Jerusalén” (Hechos 21:12)
Lucas (el escritor del libro de Hechos), junto con los otros hermanos, rogaron a Pablo que era mejor que no subiese a Jerusalén.
Pablo estaba convencido de que la voluntad de Dios era que él fuese a Jerusalén y, a pesar de que sabía que sufriría arresto esto no impidió que el apóstol siguiera con su paso.
Un episodio parecido lo encontramos en la vida del Señor Jesucristo cuando comenzó a “declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos” (Mateo 16:21). La reacción inmediata de Pedro fue reconvenir al Señor para que nada de esto le aconteciera. Nuestra reacción natural muchas veces es buscar la manera de evitar el sufrimiento. Sin embargo, tanto el Señor Jesucristo como el apóstol Pablo estaban dispuestos a continuar a pesar de las consecuencias que implicaba seguir la voluntad de Dios.
De manera, que podemos concluir que el apóstol estaba siguiendo la voluntad de Dios al ir a Jerusalén. El Espíritu Santo no le dijo que no subiera, sino que le había advertido que le esperaban prisiones y tribulaciones, por lo que los hermanos pensaron que era mejor que no subiese a Jerusalén (Hechos 21:4,12), pero esto no le hizo desistir de seguir adelante.
Miguel Mosquera
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