La euforia que se vivió aquel 23 de noviembre en el estadio Arena Condá en Chapecó, Brasil, cuando más de 20 mil espectadores vieron a su equipo, el club Chapecoense, clasificar por primera vez en su historia en la Copa Sudamericana, muy pronto se convertiría en llanto y lamento por el accidente aéreo ocurrido 5 días después. Un total de 71 personas fallecieron cuando el vuelo 2933 de la aerolínea LaMia se estrelló en el Cerro Gordo, a apenas 5 minutos del aeropuerto en el que iban a aterrizar. Las razones: sobrepeso y falta de combustible.
Uno se pregunta: ¿cómo es posible que en pleno siglo 21, cuando existen tantos controles en los vuelos y aeropuertos, un avión se estrelle debido a falta de gasolina? Es algo que nunca debió ocurrir.
Normas quebrantadas
Para que sea posible que un avión se quede sin combustible en pleno vuelo es necesario quebrantar muchos controles aéreos. A alguien le puede parece tedioso todos los formularios, evaluaciones, procedimientos y controles que hay que completar para que cada avión en cada aeropuerto en el mundo despegue, pero todas estas normas son precisamente para garantizar la seguridad de los pasajeros y la tripulación, son para evitar accidentes que puedan terminan en tragedias que terminen con la vida de personas.
No es de pensar, entonces, que las leyes de Dios son tediosas y sin ningún valor. Dios las ha establecido para nuestra protección y seguridad, sin embargo, el pecado que mora en nuestros corazones nos lleva a quebrantar estas reglas constantemente, haciéndonos correr con las consecuencias de nuestros actos. «Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron» (Romanos 5:12).
Pudieron haber llegado tranquilamente a Bogotá y pudieron haberse reaprovisionado allí mismo y proseguir. No lo hicieron. Esa fue una decisión que los condenó a todos, desgraciadamenteEddie Miceli - Experto en seguridad aeroportuariaNos preguntamos por qué este mundo está como está, por qué hay tanto odio, rencor, problemas, corrupción, violencia, injusticia y pare de contar el dolor y las tragedias que se viven a diario en nuestra sociedad. Todo esto es consecuencia del pecado. «Cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte» (Santiago 1:14-15).
Pero de todas estas tragedias la consecuencia más grave del pecado es la condenación eterna.
En el vuelo de 2933 de LaMia, que se estrelló en Colombia, se quebrantaron estas normas. El final es conocido, la tragedia era inevitable. Desde el comienzo las cosas se hicieron mal, sencillamente ese avión nunca debió despegar.
¿Por qué seguir corriendo peligro?
Durante el vuelo hubo alarmas que debieron alertar al piloto y buscar hacer un aterrizaje de emergencia. Dos motores se apagaron, el nivel de combustible estaba bajo. Pero pareciera que siempre está ese instinto de querer llegar a los límites pensando que nada va a ocurrir. Estaban tan cerca del aeropuerto, pero no pudieron llegar.
Así viven muchas personas queriendo llevar el pecado en su vida hasta el límite, corriendo el riesgo pensando que al final todo va a estar bien. El sabio Salomón nos recuerda «Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios» (Eclesiastés 11:9).
El experto en seguridad aeroportuaria Eddie Miceli comentó lo siguiente: «Pudieron haber llegado tranquilamente a Bogotá y pudieron haberse reaprovisionado allí mismo y proseguir. No lo hicieron. Esa fue una decisión que los condenó a todos, desgraciadamente».
Prepararse para la eternidad es tan sencillo, es gratis, no tiene que pagar nada y está al alcance. Cristo pagó todo en la cruz para darle libertad y seguridad, para darle la vida eterna y el perdón de sus pecados, para rescatarle del peligro y la condenación del infierno. Siendo perfecto sufrió por nuestros pecados, Él mismo dijo «Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas… Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano». (Juan 10:11,27-28).»Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre» (Juan 20:31).
Esto no debe ocurrir
¿Por qué perderse habiendo una salvación tan grande? La incredulidad es lo que condena a las personasNo hay razón justificable para que este accidente aéreo ocurriera, nunca debió ocurrir. Las malas decisiones y la negligencia hizo que ocurriera.
Hay quienes cuestionan a Dios y dudan de su amor, e incluso de su existencia, por ser capaz de condenar a una persona en el infierno. El infierno es real y aquellos que rechazan la salvación serán condenados perpetuamente, «no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno» (Mateo 10:28). ¿Pero si Dios es amor porqué personas se perderían en el infierno para siempre? Esto es algo que tampoco debería ocurrir. La verdad es que las malas decisiones y la negligencia es lo que condenan a una persona.
Dios te ofrece el rescate, la libertad, la seguridad, tan solamente creyendo en Jesucristo como tu Salvador. ¿Por qué perderse habiendo una salvación tan grande? La incredulidad es lo que condena a las personas. Y tú, ¿por qué te detienes? Sé salvo ahora mismo.
«Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas» (Juan 3:19).
Si estás convencido, por el evangelio,
que Cristo en la cruz tus pecados llevó;
pues en el Calvario por ti dio su vida,
mas al tercer día Él resucitó.
¿Por qué te demoras corriendo el riesgo
de perder tu alma por la eternidad?
Sé salvo ahora, en Cristo creyendo,
¡no dejes pasar esta oportunidad!
HIMNOS CRISTIANOS
Miguel Mosquera