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La actividad del Espíritu Santo en el cristiano no está limitada al momento de la salvación, sino que es una actividad continua para enseñarnos, guiarnos, formar el carácter de Cristo en nosotros y llenarnos, con el fin de que nuestras vidas sean para la gloria de Dios.
En estudios pasados hemos hablado sobre:
- El bautismo en el Espíritu Santo: fue un evento que ocurrió una sola vez el día de Pentecostés y de lo cual todo creyente viene a gozar de esta bendición en el momento de su conversión al ser parte del Cuerpo de Cristo.
- El Sello del Espíritu Santo: es la señal o marca que Dios ha puesto en aquel que ha creído en Cristo como Salvador, que nos identifica como propiedad de Dios.
- Las Arras del Espíritu: Es la garantía que tenemos de la completación de nuestra redención
- La Morada del Espíritu Santo: Tiene que ver con que el Espíritu Santo hace su residencia en cada uno de nosotros.
Una ilustración puede servirnos para entender mejor lo que significa ser llenos y la tenemos en el evangelio de Juan 12:3 “María tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos; y la casa se llenó del olor del perfume”. El olor del perfume que María derramó al Señor llegó a cada rincón de la casa. No había rincón donde no se percibiera el olor. Así debe ser con el control y la llenura del Espíritu Santo. Le damos acceso y control al Espíritu Santo en cada aspecto de nuestra vida, bien sea la familia, el trabajo, las relaciones de amistad, el matrimonio, lo estudios, el servicio al Señor, la vida financiera, etc.
Nuevamente, las Escrituras son las que nos pueden dar luz en cuanto a lo que implica ser llenos del Espíritu Santo. Consideraremos las menciones en el libro de Hechos y la única mención en las epístolas.
Buen testimonio
En el caso de los siete diáconos escogidos en Hechos 6, así como en Bernabé, se nos menciona primero una condición para ser llenos del Espíritu Santo. “Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo” (Hechos 6:3), luego leemos que Bernabé era “varón bueno, y lleno del Espíritu Santo y de fe” (Hechos 11:24).
Estos dos pasajes nos señalan una condición para ser llenos del Espíritu Santo. El buen testimonio es fundamental para aquel que quiere que el Espíritu le llene de su plenitud. Esto lo vamos a ver también en la epístola a los Efesios, lo mencionaremos más adelante.
La morada del Espíritu Santo en nosotros implica que el pecado ya no se enseñorea de nosotros. Somos luz en el mundo y con nuestras palabras, acciones, reacciones y decisiones podemos demostrar que somos de Dios. Desechando lo malo para aprobar lo bueno.
Al notar el buen testimonio, vemos que se menciona antes de “llenos del Espíritu Santo”, mientras que lo que notaremos a partir de ahora es mencionado después, indicándonos que son consecuencias o evidencias de la llenura del Espíritu en nosotros.
Apreciación por la persona de Cristo
La mención de Esteban lleno del Espíritu Santo es bueno considerarla. “Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios” (Hechos 7:55). Es precioso considerar que el Espíritu nos llevará a poner nuestros ojos en Cristo para contemplar su gloria.
¡Cuántas cosas distraen nuestra atención de lo que realmente es importante! Vivimos en un mundo lleno de distracciones. Esteban sería el primer mártir de la iglesia, ¡cuánto valor y fuerza necesitaba en ese momento! Su mirada estaba puesta en los cielos, su contemplación estaba en el Hijo del Hombre y su anhelo era estar allí con Él. Que este sea también nuestro deseo.
Gozo en el creyente
“Los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo” (Hechos 13:52). Estas dos cosas están juntas. El gozo no significaba que había prosperidad material ni comodidad en sus vidas. Los versículos previos nos van a mostrar que la oposición en aquellas ciudades era fuerte, sin embargo, a pesar de esto había gozo en sus corazones y gratitud a Dios por las grandes cosas que había hecho con ellos.
Sed Llenos del Espíritu Santo - La única mención en las epístolas
Aunque hemos mencionado las referencias en el libro de Hechos no debemos limitarnos a estas menciones, sino que posiblemente hubo otras ocasiones en que creyentes fueron llenos del Espíritu Santo. Es interesante notar que la única mención que tenemos en las epístolas está en Efesios 5:18 y de aquí aprenderemos varias cosas.
No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entrevosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestroscorazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor JesucristoEfesios 5:18-20
Los primeros versículos de este capítulo nos llaman a una renuncia a aquello que es pecaminoso. Fornicación, inmundicia o avaricia, no debe estar presente ni siquiera en nuestro hablar, “porque vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en secreto” (Efesios 5:12). Y estos no son los únicos pecados, pero todo lo que hacemos, decimos o pensamos debe siempre ser puesto bajo la prueba de la luz, “porque la luz es lo que manifiesta todo”. Entonces, la Palabra de Dios es la que nos define aquello que es “agradable al Señor”.
El v.15 nos dice “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis”. Esto tiene que ver con lo que veíamos anteriormente sobre el buen testimonio.
Habiendo considerado los versículos que anteceden llegamos al versículo 18 donde se nos dice: “no os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu”. Esto es una comparación a la misma vez que está haciendo un contraste. Aquel que se embriaga se ha excedido de mucho vino. Esto le produce una vida desordenada y depravada, ya que el vino viene a tomar control de su vida. Además de esto, algunos comentaristas señalan que el beber vino estaba también asociado al culto pagano, donde hombres y mujeres se embriagaban de vino para poder buscar la comunicación con sus dioses, y esto los llevaba a cometer actos de inmoralidad y perversión. Quizás esto es a lo que se referían las personas en Jerusalén al ser testigos de lo que ocurrió en Hechos capítulo 2.
El ser llenos del Espíritu tiene cierta similitud, pero en lugar de impulsarnos al desorden y al mal, nos llevará a lo que es agradable a Dios y darle el control pleno al Espíritu Santo. Estar llenos indica algo que está rebosando por todos lados. El culto a Dios está impulsado y controlado por el Espíritu de Dios, produciendo en nosotros cánticos espirituales, gozo, alabanzas y acciones de gracias.
Valor para hablar el evangelio
Los creyentes siempre han enfrentado oposición al predicar el evangelio. Esta oposición puede venir de diferentes maneras, a través de persecución, desánimo, pruebas, rechazo, de manera que es necesario tener ‘denuedo’, que significa ‘valor’ para seguir predicando la Palabra.
En dos ocasiones en particular esto se hizo patente en el libro de los Hechos. En Hechos 4, cuando Pedro y Juan fueron arrestados y se presentaron delante de los sacerdotes, fíjese de lo siguiente: “se reunieron en Jerusalén los gobernantes, los ancianos y los escribas, y el sumo sacerdote Anás, y Caifás y Juan y Alejandro, y todos los que eran de la familia de los sumos sacerdotes”. ¿Por qué estaba tanta gente reunida? La finalidad era de intimidar a los apóstoles para que no siguieran predicando el evangelio. Al estar llenos del Espíritu Santo tuvieron el valor de enfrentar con la verdad del evangelio a este grupo de gobernantes. “Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes del pueblo, y ancianos de Israel... Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan” (Hechos 4:8,13).
Luego que los apóstoles fueron puestos en libertad y contaron a la iglesia todas las cosas, ellos oraron: “Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra... Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios” (Hechos 4:29,31).
¿Cuántas veces no ha sentido temor de compartir el evangelio con otras personas, bien sea de su familia o en un entorno donde se oponen al evangelio? Sin embargo, cuando somos llenos el ser llenos del Espíritu Santo, Éste nos da el valor (denuedo) para hablar la verdad del evangelio de la gloria de Cristo.
Las menciones del apóstol Pablo en Hechos 9 y 13 también nos llevan a la misma conclusión que hemos mencionado, cuando él sufriría grandemente por el nombre de Cristo.
Ser llenos del Espíritu Santo no es hablar en lenguas
En Hechos 2:4 dice: “fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen”. Hablar en lenguas no es la indicación de estar llenos del Espíritu Santo.
Hemos visto ya que en las demás referencias a ser llenos del Espíritu Santo no es mencionado el hablar en lenguas. Además, leemos también que en 1 Corintios 14 estaban hablando en lenguas, pero ejerciendo ese don de manera incorrecta, por lo que no lo estaban haciendo llenos del Espíritu Santo (1 Corintios13:1 nos confirma la misma idea).
Al estar rendidos a la voluntad de Dios, renunciando a lo malo, le damos el control de toda nuestra vida al Espíritu para que su plenitud nos llene. Tendremos valor para hablar la verdad del evangelio aun en medio de oposición. Nuestro lenguaje serán los salmos, himnos y cánticos espirituales, con gozo ennuestros corazones, cantando y alabando a Dios, dando siempre gracias por todo a Dios.
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