https://www.youtube.com/watch?v=DNc3LY5XbF0
La venida del Espíritu Santo ocurrió el día de Pentecostés y está narrado en Hechos capítulo 2. Hay varias Escrituras que vamos a considerar al hablar del evento del bautismo en el Espíritu Santo.
Hay 7 pasajes que se refieren directamente al bautismo en el Espíritu
- Proféticamente - Mateo 3:11; Marcos 1:8; Lucas 3:16; Juan 1:33; Hechos 1:5
- Históricamente - Hechos 2:1-4; 11:16
- Doctrinalmente – 1 Corintios 12:13 (Efesios 4:5 habla de ‘un bautismo’. Algunos piensan que se refiere al bautismo en el Espíritu Santo, otros que se refiere al bautismo en agua)
Proféticamente
Cuando a Juan el bautista el pueblo estaba a la expectativa de si él era el Cristo, por lo que dijo: “Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego” (Lucas 3:16).
En primer lugar, entonces, vemos que proféticamente, Juan el bautista hace un paralelo entre su bautismo en agua y el bautismo en el Espíritu Santo. El autor del diccionario de griego W. E. Vine nos dice que "baptisma", de donde viene la palabra "bautismo", consiste en el proceso de inmersión, sumersión y emersión.
Esto nos lleva a explicar la diferencia entre el ‘bautismo en el Espíritu Santo’ y el ‘ser llenos del Espíritu Santo’. La palabra bautismo y la palabra lleno son dos términos completamente diferentes. Bautizar es introducir el objeto en el elemento. Llenar es introducir el elemento en el objeto. En Hechos 2 leemos que ocurrieron ambas cosas, los discípulos fueron bautizados en el Espíritu Santo (Hechos 2:2) y también fueron llenos del Espíritu Santo (Hechos 2:4).
Entonces observamos que todo bautismo consta de lo siguiente:
- La persona que bautiza
- La persona que es bautizada
- El elemento en el cual la persona debe ser inmersa, sumergida y emergida (en el caso del bautismo de Juan y de los apóstoles era el agua)
Cuando venimos al bautismo en el Espíritu Santo, nos damos cuenta que tenemos estos tres aspectos:
- Quien bautiza es el Señor Jesucristo
- Quienes fueron bautizados serían aquellos 120 creyentes reunidos (quienes eran la totalidad de la Iglesia en ese momento) en aquel aposento en Hechos capitulo 2
- El elemento en que fueron sumergidos fue el Espíritu Santo
Esta fue la venida del Espíritu Santo, este fue el bautismo en el Espíritu Santo. Entonces, es mejor hablar del bautismo EN el Espíritu Santo y no el bautismo DEL Espíritu Santo, ya que el Espíritu Santo es el elemento en el cual fueron sumergidos mas no quien bautiza. Podemos agregar también que el bautismo en fuego no se refiere a las lenguas repartidas como de fuego de la que leemos en Hechos 2:3. De manera que, Juan el bautista está refiriéndose a dos eventos diferentes llevado a cabo por el Señor: el bautismo en el Espíritu Santo, para el comienzo de la iglesia, pero el bautismo en fuego es para juicio sobre los incrédulos.
Antes que el Señor fuera al cielo, en Hechos capítulo 1, les dijo a sus discípulos que esperaran en Jerusalén porque recibirían la promesa del Padre, y que serían “bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días”. Este fue en cumplimiento de una promesa hecha por el Padre, revelada por el Señor Jesucristo en el aposento alto a sus discípulos en Juan 14 al 16. Fue Cristo quien pidió al Padre para que enviara otro Consolador. Esto se cumplió en Jerusalén el día de Pentecostés, no fue solicitado por los creyentes, ni se nos exhorta en las Escrituras a hacerlo. No es tampoco una condición para un servicio efectivo a Dios.
Históricamente
Los primeros versículos de Hechos capitulo 2 nos relatan los acontecimientos de forma histórica. Estaban los 120 discípulos en Jerusalén. Este día de Pentecostés marcó el inicio de la iglesia. Pentecostés era la quinta fiesta de los judíos, cada una de estas fiestas tienen su significado en el Nuevo Testamento. Por ejemplo, tenemos la Pascua que nos proyecta al sacrificio de Cristo como el Cordero de Dios. La muerte de Cristo es el cumplimiento de la Pascua.
Así es como comienza Hechos 2 “cuando llegó el día de Pentecostés”. La Nueva Biblia de las Américas pone esta nota al margen: “al cumplirse”. La traducción sería: “al cumplirse el día de Pentecostés”. Esta fiesta que se había celebrado por muchos años en Israel llegaba a su cumplimiento con la venida del Espíritu Santo. Así como la muerte de Cristo fue un evento que ocurrió una sola vez, así también la venida del Espíritu Santo ocurrió una sola vez.
Estando reunidos dice que: “vino del cielo un estruendo como de un viento que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados” (Hechos 2:3). No dice que vino un viento, sino “un estruendo como de un viento”. Esto era el Espíritu Santo quien llenó la casa y aquel grupo fue bautizado o sumergido en Él. Este acontecimiento vino acompañado de dos manifestaciones externas: una visible y otra audible. La visible fueron “lenguas repartidas, como de fuego” (nuevamente, no eran lenguas de fuego, sino lenguas ‘como’ de fuego). La audible fue que hablaron en lenguas, es decir, en idiomas que ellos no conocían antes. Estos idiomas eran entendidos por las personas de otras nacionalidades que encontraban en Jerusalén aquel día (Hechos 2:8-9).
El gran grupo de 3000 personas que fue salva aquel día por la predicación de Pedro no tuvieron la misma experiencia que tuvieron los 120 en los primeros versículos. Estos 3000 recibieron el Espíritu Santo al momento de creer en Cristo, como lo enseña Efesios 1:13-14 y vinieron a ser igualmente miembros del cuerpo de Cristo desde el momento de su conversión.
En Hechos capítulo 10:44-48 leemos de otro evento que guarda mucha similitud con lo ocurrido en Hechos 2 y esto tiene que ver con la puerta abierta para los gentiles en casa de Cornelio. Sin embargo, lo ocurrido en Hechos 10 no fue una repetición del día de Pentecostés. En este caso hubo también una manifestación audible, al hablar en lenguas y magnificar a Dios, para confirmar a Pedro y los hermanos que fueron con él, de que esto también fue obra de Dios.
Doctrinalmente
En 1 Corintios 12:13 tenemos la única referencia directa al bautismo en el Espíritu Santo en las epístolas. Allí podemos entender las implicaciones del bautismo en el Espíritu Santo para nosotros los creyentes.
Pablo se está refiriendo en estos versículos al conjunto de todos los creyentes que forman parte del cuerpo de Cristo. Esto se puede ver en el contraste entre el término “nosotros” que usa en el v. 13 y el término “vosotros” usado en el v.27, para referirse solamente a los creyentes en Corinto.
Primero note que dice: “fuimos todos bautizados”. Es decir, el bautismo en el Espíritu Santo no corresponde solamente a una elite espiritual de creyentes, sino que es para todo creyente. Por eso la palabra “fuimos” incluía también a los creyentes en Corinto, aunque eran creyentes carnales, e incluye a todos los creyentes a lo largo de los siglos en esta dispensación de la gracia. Pero continúa diciendo: “en un cuerpo”, de manera que este es el resultado del bautismo en el Espíritu Santo y es que la persona viene a ser parte del cuerpo de Cristo.
El bautismo en el Espíritu es un hecho ya ocurrido, en el día de Pentecostés, pero que cada persona al momento de creer en Cristo como Salvador, viene a formar parte de esta bendición. Estos 120 creyentes, que estaban presentes físicamente, eran la totalidad de la iglesia en ese momento. Después vinieron a ser añadidos muchos más por la predicación de los apóstoles. Nosotros formamos parte de esta bendición por la fe, aunque no estuvimos presentes en el momento. ¿Cómo es esto posible? Bueno, lo mismo ocurre en relación a la muerte de Cristo y la salvación de la persona. Ni usted ni yo estuvimos presentes físicamente en el momento en que el Señor Jesucristo fue crucificado, sin embargo, al creer en Él y la obra que hizo para nuestra salvación una persona es salva y porque sus pecados fueron cargados en la cruz, a pesar de no haber siquiera nacido en el momento en que ocurrió la crucifixión.
Finalmente, en esta imagen podemos notar algunas diferencias entre el bautismo en el Espíritu Santo y el ser llenos del Espíritu Santo:
Compartir